Hace tiempo les escribí que había encontrado un autor desconocido hasta para Wikipedia. Pues bien, me di a la tarea de buscar sus libros, y que creen? No encontré nada, como si no existiera para las grandes librerias. Pero seguí buscando, en librerías escondidas por ahi, donde la gente normalmente no entra. Y nada. Librerias de libros usados y usualmente, raros, y nada, hasta que ayer, después de una obra en Coyoacan, me regresé caminando a casa y encontré una libreria que nunca antes hubiera visto, y decidí, a pesar de que las estadisticas jugaban contra mi, entrar y preguntar. Para mi sorpresa, encontré un libro suyo. Curiosamente (y me hizo muy feliz) su Antología Poética. Indudablemente, la compré. Hoy, leyendo en clase de Quimica, encontré un poema que me encantó. Me gusta como escribe. Por eso, para tratar de conseguir aunque sea tres personas mas de difusión, pienso escribirlo aqui
Solea del Amor Generoso. Manuel Benitez Carrasco
Todo es cuestión de hidalguía:
Tú me lo negaste todo
Yo te di cuanto tenía
Ni un suspiro a mi cuidado
Contestando a mi suspiro;
Fuiste de duro zafiro
Siendo de vidrio quebrado.
Ni un rosal viejo y gastado
Merecí de tus antojos;
Solo me diste despojos
De tu zarzal y tu roca,
Que me sangraron la boca
Y me cegaron los ojos
Ni una mirada siquiera,
Ni una palabra sencilla,
Ni siquiera la semilla
De una sonrisaliger.
Cuando yo te daba, entera,
Mi flor de luna y de lodo,
Tu... pagabas a tu modo;
Y así, mientras mi hidalguía
Te daba cuanto tenía
Tú me lo negabas todo.
¿Que qué te di...? ¡Nada!. ¡Nada!
Mi beso recién comprado
Y, en la fragua del costado,
Una hoguera desbocada.
Te di mi huerta cercada,
Llena de rosas y lirios;
Te di la voz y los cirios
De mis noches en desvela,
Y un corazón sin cancela,
Roto de tantos martirios.
Te di mi risa y mi canto,
Te di mi templo y mis ritos,
Mi boca llena de gritos,
Mis ojos llenos de llano.
Te dí tanto, tanto, ¡Tanto!
Que darte mas no podía;
Y cuando ya no tenía
Nada en casa que pidieras,
Yo, para que no dijeras,
Te di la casa vacía.
Pero... ¿Para qué te digo
Cosas que no han de llegarte?;
Caña fragil que se parte,
Ni entiende de mi buen trigo.
Y ya vez: Ni te maldigo;
¿Para que?
Desde aquel día
Tu bajeza y mi hidalguía
Se definen de este modo:
Tú me lo negaste todo,
Yo te dí cuanto tenía
Solea del Amor Generoso. Manuel Benitez Carrasco
Todo es cuestión de hidalguía:
Tú me lo negaste todo
Yo te di cuanto tenía
Ni un suspiro a mi cuidado
Contestando a mi suspiro;
Fuiste de duro zafiro
Siendo de vidrio quebrado.
Ni un rosal viejo y gastado
Merecí de tus antojos;
Solo me diste despojos
De tu zarzal y tu roca,
Que me sangraron la boca
Y me cegaron los ojos
Ni una mirada siquiera,
Ni una palabra sencilla,
Ni siquiera la semilla
De una sonrisaliger.
Cuando yo te daba, entera,
Mi flor de luna y de lodo,
Tu... pagabas a tu modo;
Y así, mientras mi hidalguía
Te daba cuanto tenía
Tú me lo negabas todo.
¿Que qué te di...? ¡Nada!. ¡Nada!
Mi beso recién comprado
Y, en la fragua del costado,
Una hoguera desbocada.
Te di mi huerta cercada,
Llena de rosas y lirios;
Te di la voz y los cirios
De mis noches en desvela,
Y un corazón sin cancela,
Roto de tantos martirios.
Te di mi risa y mi canto,
Te di mi templo y mis ritos,
Mi boca llena de gritos,
Mis ojos llenos de llano.
Te dí tanto, tanto, ¡Tanto!
Que darte mas no podía;
Y cuando ya no tenía
Nada en casa que pidieras,
Yo, para que no dijeras,
Te di la casa vacía.
Pero... ¿Para qué te digo
Cosas que no han de llegarte?;
Caña fragil que se parte,
Ni entiende de mi buen trigo.
Y ya vez: Ni te maldigo;
¿Para que?
Desde aquel día
Tu bajeza y mi hidalguía
Se definen de este modo:
Tú me lo negaste todo,
Yo te dí cuanto tenía
