Mis poemas fueran aumentando en lo que conoceríamos mis amigos y yo como "una progresión exponencial", o mejor dicho, de pocos a muchos rápidamente. Muy rápidamente. Tardé cuatro años en escribir los primeros cien, en lo que sería un inicio aparentemente lento, pero entonces, muchas cosas pasaron, y, en aproximadamente año y medio, escribí doscientos. Había días en los que escribía cinco. Había meses en los que no escribía ninguno. Y hoy, por fin, escribí el 300.
Cuando empecé, jamás hubiera podido imaginar que llegaría a este momento. Parecía un sueño incluso llegar a los cien. Y hoy, estoy aquí, compartiendo con ustedes mi poema 300. Espero hayan disfrutado este trayecto, conmigo, como lo he disfrutado yo con ustedes. Ojala continúen conmigo, aunque para eso, claro está, espero poder continuar con ustedes. Por lo pronto, disfruten este poema, titulado:
Halagos y
verdades
Te intento halagar constantemente
Pero nunca lo puedo conseguir
Porque apenas me cruza por la mente
Y ya tienes de aquello como huir
Siempre tienes a todas mis palabras
Una forma de aquello revirar
De manera que nunca a ti te agradan
Y de nuevo lo tengo que intentar
Hay momentos en que de ello me rindo
Y desisto de decir la verdad
Que a tu lado, cualquier momento es lindo
Y me llenas de gran felicidad
Pero entonces te miro, tan hermosa
Y mi mente no cesa de gozar
Que no puedo evitar darte una rosa
Y unos versos con prisa a ti
lanzar
Yo te dije todas esas palabras
No esperando tu corazón robar
Te las dije porque ellas son muy ciertas
Y en tu mente yo las quiero grabar
Hoy vacié toda gota que quedaba
En la fuente de “formas de halagar”
Pero antes, ya casi lo olvidaba,
Estos versos te voy a regalar
Solo espero que aquello que te he dicho
No lo ignores ni intentes olvidar
Más si aquello sucede, yo te aviso
Si te veo, los haré recordar
No hay comentarios:
Publicar un comentario