Hace muchos años no escribíamos aquí. Es interesante
recordar cómo eran nuestras vidas antes del vínculo. Fue hace tanto...
Un cuatro de octubre, hace más de cuarenta años, nos
vincularon. Estábamos señalados para ser la mejor pareja de Linkball de la
historia, y desde el principio estuvimos completamente dispuestos a serlo. Por
desgracia para nosotros, ese es un título que no nos corresponderá jamás.
Alma y Antonio volvieron a luchar juntos a partir de
nuestra gran pelea, y contra todo pronóstico, decidieron seguir en nuestro
campo de entrenamiento en lugar de huir de nosotros. De inmediato se notaba que
era una decisión que habían pensado mucho antes de hacerla, pero veían
decididos. Una vez más, nuestro choque en el entrenamiento no sería divulgado,
por lo que al mundo sólo le llegó la noticia de que estaban recuperados y de
vuelta. En ese momento, no nos importó mucho, porque ya nos llegaría el momento
para demostrar, contra ellos, de qué estábamos realmente hechos.
Nuestra llegada no causó un impacto tan grande comparado
con eso. Pero lo compensamos con victorias claras, un entendimiento,
engrandecido por el vínculo, y habilidades superiores al promedio. Tardamos más
de seis meses en perder un solo punto, y estuvimos más de año y medio sin
perder una ronda entera. Eso sí causó
sensación.
Era solo cuestión de tiempo para que nos volviéramos a
enfrentar con Antonio y Alma. Todos lo esperábamos, nosotros para consagrarnos,
ellos para reivindicarse, y el público para decidir a la mejor pareja del
momento, y tal vez de la historia.
Nos preparamos a fondo y para cualquier clase de prueba,
sabiendo perfectamente que esta vez no sería tan fácil como la última, y que
habríamos de esforzarnos al máximo para ganarles, aunque estábamos seguros de
poder hacerlo de nuevo. Aunque nada pudo habernos preparado para lo que
encontramos.
Frente a nosotros ya no estában las personas a las que
conocimos, sino los héroes a los que idolatrabamos cuando éramos niños. Aquella
pareja invencible que se hizo famosa, que no perdía un solo punto, que estaba
perfectamente unida. Y esa pareja hizo válido todo eso ante nosotros, quienes
no tuvimos nunca una oportunidad. La duda de antes, la descoordinación, los
problemas, todo lo que antes habíamos aprovechado en nuestra victoria, aún los
pequeños puntos conseguidos con esfuerzo y un poco de suerte, dejaron en claro
que ya eran cosas del pasado. Esa pelea estuvo en un nivel completamente
diferente a todo lo que habíamos pasado, y perdimos de forma clara y terrible.
Fue nuestro primer enfrentamiento oficial con ellos, y
también, nuestra primera derrota. Conforme pasaron los años, nos enfrentaríamos
muchas veces más, casi siempre con el mismo resultado, hasta su retiro. Por su
culpa nunca fuimos considerados los mejores, aunque nuestra rivalidad sea ya
considerada la mejor de la historia. Si hubiéramos vivido en otra etapa,
probablemente hubiéramos dominado, pero estuvimos en la suya, y solo por eso
era imposible.
A pesar de ello, nunca tuvimos una verdadera rivalidad entre
nosotros ni antes ni después de los combates, y tenemos que aceptar que nos
llevamos muy bien. Ambos estamos muy agradecidos por lo que aprendimos de los
otros, conscientes de que no hubiéramos conseguido la unión actual de no ser
por las historias en común. A veces desearíamos que no ellos no hubieran vuelto,
aunque era algo momentáneo, más tomando en cuenta que son nuestros mejores
amigos.
La vida fuera del Linkball resultó tener mucho menos
problemas de lo que hubiera sido imaginable. El vínculo facilitaba la toma de
decisiones de manera absoluta, y, aunque la fama dificultaba un poco la
tranquilidad de nuestra vida fuera de los entrenamientos, no había mucho de qué
preocuparse. Igual que experimentamos los primeros días que nos encontrábamos a
Alma o Antonio, la gente nos reverenciaba como si fuéramos alguna especie de
semidioses que debían ser admirados, pero sobre todo, respetados a distancia.
De todos a los que conocimos en los entrenamientos, sólo
Félix y Francisco vienen de vez en cuando a visitarnos, aunque no demasiado a
menudo. Ellos conforman una de las parejas prometedoras y muy talentosas que
han vivido a la sombra de Antonio y Alma, e indirectamente, también a nuestra
sombra. Sin embargo, son de los pocos que a pesar de haber padecido eso toda su
carrera, no nos guardan ningún remordimiento evidente, aunque es claro que la
gran amistad que un día tuvimos ha quedado como poco más que un recuerdo.
Cuando Antonio y Alma se retiraron del Linkball por fin
nos convertimos en los mejores. Dominamos completamente todas las pruebas, ninguna
pareja podía compararse a nosotros, y nadie nos paraba, pero nuestro sinsabor
era demasiado grande, y nosotros también nos retiramos poco después. De nada
valía ser los mejores si no era contra ellos.
Fue entonces cuando nos dedicamos a ustedes en cuerpo y
alma. Una vez agotado el Linkball, era necesario que nos centráramos en lo
verdaderamente importante: Ustedes.
Durante muchos años solamente tuvimos como meta en la
vida el Linkball dedicando sólo lo mínimo indispensable a cuidarlos y criarlos.
Tal vez para cuando empezamos a hacerlo ya era demasiado tarde, y aunque no
esperamos que nos entiendan, esperamos que nos perdonen.
Ahora que ustedes empiezan su carrera en el Linkball,
debemos decirles que estamos muy orgullosos, y que les deseamos el mayor de los
éxitos. Quien sabe, en una de esas, resulta que ustedes son la mejor pareja en
la historia, no nosotros. Esperamos que este diario les enseñe alguna que otra
cosa que les sea útil en su naciente carrera.
Les deseamos los mejor en su nuevo viaje, y aquí
estaremos para cualquier consejo que necesiten. No olviden que, pase lo que
pase, y hayamos hecho lo que hayamos hechos, ustedes siempre serán nuestra
mayor victoria.