martes, 17 de septiembre de 2013

Vínculo Perfecto (parte 13)

Han sido los meses más terribles de mi vida. He estado conferido a vivir en mi cuarto del hospital, sin poder hacer nada que no fuera soportar las terribles y dolorosas terapias regenerativas que intentan, día tras día, regresar a mi pierna a su fuerza anterior, en un proceso preocupantemente lento.

Me he visto reducido a una masa, conectado casi perpetuamente al sensovisor, viviendo todas las noticias del Linkball. Trataba de mantener mi mente en forma, dado a la imposibilidad de ejercitarme, pero no era tan sencillo. Después de todo, no es lo mismo estar resolviendo el acertijo que ver como alguien más lo hace. Necesitas estar ahí para entenderlo.

Al principio, cuando desperté, me encontré convertido en casi una celebridad. Prácticamente todos los que habían visto el enfrentamiento me habían mandado felicitar de una forma u otra. Encontré que el hospital, así como al recuperación, estaban completamente pagadas, gracias a una generosa donación. ¿De quién? Antonio y Alma. Ambos enviaron una tarjeta firmada a la antigua, con pluma de tinta en lugar de láser, deseándome “la mejor de las recuperaciones”. Me pregunto cuanto les habrán pagado para que lo hicieran, porque estoy seguro que después de ese domingo, desean no volver a verme.

Tuvo que pasar más de un mes de que me internaran para que viera a Abi de nuevo. Fue a visitarme, en el horario de entrenamiento, de manera que yo estaba conectado al sensovisor cuando entró. No pude evitar sonreír al verla, y sólo entonces me di cuenta lo mucho que la extrañaba. Ella, por su parte, no se veía tan alegre, y podía leer en su rostro el remordimiento por haber faltado a la práctica.

Se me acercó lentamente, como si interrumpiera algo, completamente ajena a la alegría que me había brindado su presencia. Traía algo entre sus manos, y aunque no podía distinguir qué era, se veía que era importante para ella. Ninguno de los dos hablaba, cosa rara. No sabía que decirle.

Era la primera vez que la veía sin ropa deportiva, y si bien siempre me había parecido deslumbrantemente bella, fue entonces que mi admiración llegó a un nuevo nivel.  No podía decir nada, menos al confrontar la posibilidad de que se había vestido así para mí. No puedo describir la emoción.

Supongo que ella también estaba algo sorprendida por mi aspecto. No estaba en la misma forma física que cuando me entrenaba, y tampoco es como que me hubiera arreglado. No sé cuánto tiempo pasó antes de que alguno de los dos dijera algo.

Al principio, todo empezó como una conversación normal. Se notaba que estaba nerviosa, y yo no podía articular más de diez palabras seguidas sin trabarme. Sin embargo, pronto empezamos a tomar confianza, y la conversación fluyó mejor.

Me dijo que había causado mucha sensación mi enfrentamiento. Supe, y era lógico, que nada de lo que había pasado se haría público. Destruiría la carrera de la mejor pareja de Linkball, y aunque me proyectaría a mí, no estaba vinculado aún, entonces de nada serviría. Aunque también me dijo que los instructores trabajaban duro para encontrar a alguien con quien vincularme. Eso me trajo un poco de paz, aunque no tanto a ella, al parecer. Su proceso de vinculación con Félix había fallado por “causas de incompatibilidad personal”, lo cual solo podía significar que se habían peleado. No quise preguntar más.

Súbitamente, los papeles se habían volteado, y Abi era la que necesitaba destacar. Sabía que era mi culpa. Seguramente ella también. Supuse que eso era lo que la tenía tan rara.

También me dijo que Alma no había ido a entrenar. La versión oficial era que yo la había lesionado, pero eso era imposible, y todos lo sabían. Antonio estaba entrenando solo, probablemente para evitar que la inactividad lo debilitara como me estaba haciendo a mí, y habían entrenado juntos más de una vez, en el “equipo de práctica avanzado”. No sé por qué, pero sentía que él había influido en la decisión de frustrar el vínculo de Félix y Abi, y la sola idea me hacía enojar.

No tocamos ningún otro tema de importancia, pero eso no significa que ahí se haya acabado la visita. Estuvimos hablando, ella sentada en mi cama, y yo con un brazo rodeando su cintura sobre todo lo que nos llegaba a la mente, durante varias horas.

No fue sino hasta que se iba, cuando era ya casi de noche, que me reveló el verdadero motivo para visitarme: Era mi cumpleaños. Me entregó una pequeña caja, bajo la promesa de que no lo abriría sino hasta que ella se fuera, y tras un pequeño beso en la mejilla, se despidió de mí. Tardé mucho tiempo en despertar del estupor en el que me había hundido eso.

Cuando abrí el regalo,  me encontré con únicamente una pulsera, hecha a mano probablemente por ella, acompañada de una nota que decía: “Te extraño. Espero que te recuperes pronto, y que este detalle ayude a que no me olvides”. Como si pudiera pensar en otra cosa...

Fue el único regalo que recibí, pero sin duda, fue el mejor cumpleaños de mi vida

Abi me ha visitado más días, pero no muchos, ni mucho menos tan memorables. Claro, todos los días con ella son especiales, y su pulsera se ha convertido en algo inseparable de mí

Según esto, mañana es mi última sesión con el regenerador. Después de eso, tendré aproximadamente un mes de rehabilitación física, para volver a entrar en condición. Y después de eso, será hora de volver al Linkball, y de volver con Abi.

http://enriquegatica.blogspot.mx/2013/09/vinculo-perfecto-parte-14.html

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