Todo salió de acuerdo al plan. Todos los elementos
aceptaron, y ahora estábamos listos. Alma se apareció, diciendo que “ya se
siente mejor”, y lista para enfrentarse a quien debiera hacerlo.
Abi y yo también estamos listos. Veo a Antonio
demostrando la misma fortaleza y seriedad a la que estoy acostumbrado de él. No
había rastro alguno del Antonio con el que había hablado días antes. Hoy, entre
nosotros, estaba el Antonio que me había hospitalizado, no aquel que me había
iluminado. Eso, sorprendentemente, hacía que mi plan fuera mucho más
consistente, porque sabía que de su parte no habría piedad.
Las parejas fueron pasando, lentamente, y los
enfrentamientos se sucedían con la cotidianeidad de cualquier domingo. Félix y
Francisco habían derrotado a una pareja ya vinculada, y se veían bastante
alegres. Me dio mucho gusto que estuvieran, por fin, destacando como lo
merecían.
Conforme las parejas se iban agotando, empezó a ser claro
cuál sería el inevitable enfrentamiento. Por fin, Abi y yo nos enfrentaríamos
contra Alma y Antonio. Un último enfrentamiento, las dos mejores parejas no
vinculadas, decidiendo de una vez por todas quienes somos mejores.
Ese siempre fue el plan: Dejar en claro que pareja es
mejor. Ahora depende de Abi y de mí que el resto del plan funcione.
La primera prueba fue casi puesta para subir mi
confianza, pues fue un acertijo, donde era muy difícil que me ganaran. Sin
embargo, no eran el fuerte de Abi, y tenía que apelar a que fuera más hábil que
ellos, o a poder ayudarle. Eso último fue lo que al final terminé haciendo,
aprovechando la gran ventaja que les había sacado a los tres. Antonio había
dicho, y tenía razón, que yo entendía muy bien las cosas, y él a las personas.
Me imagino qué entendió cuando nos vio celebrar la victoria. 1-0
El segundo enfrentamiento fue una carrera de velocidad,
donde básicamente nos enfrentaríamos Antonio y yo para decidir al ganador,
mientras las mujeres tenían su propia carrera a su propia velocidad. Lo único
que tenía que hacer era ser más rápido que él, cosa complicada. Pero el punto
clave a mi favor es que sabía cómo funcionaba. Su objetivo era seguir a
Alma, lo único que tenía que hacer era interferir entre ambos, evitar esa
comunicación sin palabras entre ellos, fomentar que no la entendiera, y no
podría seguirla. Y por suerte lo logré, con no pocos problemas, pero lo logré.
2-0
El tercer enfrentamiento era otro acertijo, bastante
complejo. Igual que el acertijo anterior, lo ganamos, aunque esta vez,
sorprendentemente, Abi logró terminar primera entre los cuatro, seguida muy de
cerca por mí. Cuando le pregunté como lo había hecho, me respondió, sin
sarcasmo en su voz: “Me cuestioné como lo resolverías, e hice eso”. Ese simple
comentario me ruborizó y llenó de confianza.3-0
El cuarto fue una prueba de intensidad de vínculo, cosa
rara, dada que nosotros no estábamos vinculados. Escuché muchos abucheos en el
público, quienes temían que estuvieran favoreciéndolos a ellos, e intentando
forzar un empate, claramente sin saber que ellos dos tampoco estaban
vinculados. Pero Abi y yo estábamos preparados para eso y más, y en algo que
tomó por sorpresa a todos, logramos sobresalir. Nuestra coordinación no tenía
precedentes, ni patrones. Mientras muchos de los equipos no vinculados solían
gritar o hacerse señas para decirse las cosas, Abi y yo demostramos tener un pleno
conocimiento del otro.
De esa manera, todos los obstáculos, todos los ataques,
todos los problemas, fueron sorteados. Así dejamos claro que, contra todo
pronóstico, nuestra unión se había vuelto más poderosa que nuestras
individualidades. En ese momento, estuvimos más conectados que nadie antes,
éramos el vínculo encarnado, como lo habían soñado sus creadores. Nadie podía
detenernos, y los primeros en darse cuenta de ello fueron Alma y Antonio. 4-0
Acabó la prueba, y con ella, un legado. Por primera vez,
una pareja lograba ganarle a Alma y Antonio en tan solo cuatro rondas. Más
sorprendente era que nosotros no estábamos vinculados aún, aunque ahora parecía
inevitable que lo estaríamos. Miles de parejas vinculadas habían fallado
intentando conseguir aquello que Abi y yo recién logramos.
Pero la lección no acababa ahí, y de ello tendrían que
darse cuenta aún todos los ahí presentes, empezando por ellos dos.
http://enriquegatica.blogspot.mx/2013/09/vinculo-perfecto-parte-22.html
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