El proceso para comprobar si Abi y yo somos compatibles
es mucho más pesado de lo que me hubiera podido imaginar antes. Sin embargo,
estar con ella en esto hace todo mucho más tolerable. Aparentemente, ella
también está más tranquila que cuando pasó por esto con Félix, o al menos eso
me insinúan los instructores.
Con Abi todo ha seguido muy bien. Hemos hablado mucho
sobre nosotros, y me sorprende un poco todo el tiempo que esperé para hacer
esto, y todo el tiempo que me estuvo esperando. A veces, me arrepentía de haberme
tardado tanto en aceptar lo que pasaba entre nosotros. El resto del tiempo
estaba con ella.
Félix estaba más tranquilo de lo que hubiera podido
suponer originalmente. Había pensado que estaría enojado ante la posibilidad de
que yo me vinculara con ella y no él, pero en realidad se veía bastante
indiferente. Últimamente, y a raíz de nuestro entrenamiento especial, se había
visto obligado a pasar más tiempo con otras personas, específicamente, con
Francisco, quien después de nuestro ya famoso enfrentamiento con Alma y
Antonio, y dándose cuenta de que había sido más un estorbo que un apoyo, se
dedicó a entrenar con una constancia y dedicación envidiable, y había
progresado mucho desde aquel día. El chico tímido que yo casi sacrifiqué aquel
día de manera irresponsable había crecido, y su futuro era muy brillante.
Los instructores no hablaban mucho con nosotros, se
dedicaban a medir nuestros reflejos, nuestras habilidades, nuestra sincronía.
Era impresionante la cantidad de variables que debían tener bajo control antes
de vincularnos, más de las que jamás hubiera pensado. Supongo que solo era por
el riesgo que implicaba practicar Linkball, porque hasta donde tenía entendido,
era un procedimiento bastante estándar fuera de aquí.
Sin embargo, tras poco tiempo de estar en el
entrenamiento intensivo, y supongo que por nuestro buen desempeño, algunos
coordinadores empezaron a abrirse un poco. Flavio, nuestro primer
instructor, me confesó la semana pasada, con cierto secretismo, que la razón
por la cual el vínculo entre Félix y Abi no había progresado fue por los
sentimientos tan fuertes que ella tenía para conmigo, ya desde entonces.
Algo que nadie podía responderme era si Alma “estaba
bien” o no. El único que podía responder eso era Antonio, pero ese era
justamente el argumento tras el cual se defendía de que “no podía entrenar”
porque “Alma estaba muy mal”, mientras hacía una extraordinaria actuación de
dolor intenso. Su habilidad para engañar a todos me sorprendía. Aunque no
participaba en los entrenamientos, solía estar ahí, observando, ajeno a todos
nosotros. No volví a hablar con él como aquel día, no había nada más que decir.
La única interacción importante fue el primer día, cuando me vio llegar con
ella. Únicamente me sonrió, en signo de aprobación, antes de irse a donde fuera
que deseaba irse.
Todos los domingos nos hemos teñido de gloria. Juntos,
hemos dominado a todas las parejas que nos han enfrentado, sin importar si
tienen más experiencia que nosotros, si no son un equipo mixto o no, si están
vinculados o no. Todos han caído, y eso me da mucha confianza para cuando
estemos vinculados, cosa que espero suceda pronto.
Esas batallas me han hecho pensar en algo, un pequeño
proyecto que tengo en mente para regresarle el favor a Antonio. Incluso se lo
he comentado a Abi, omitiendo la parte de devolver un favor, claro está, y
parece estar de acuerdo. No es la idea que más feliz la haga, pero está
dispuesta. Mañana lo hablaré con los instructores, y si ellos lo aceptan, algo
a lo que no veo por qué habrían de negarse, le diré a Antonio lo único que
debe saber: Necesito a Alma el próximo domingo.
http://enriquegatica.blogspot.mx/2013/09/vinculo-perfecto-parte-21.html
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