jueves, 12 de septiembre de 2013

Vínculo Perfecto (parte 10)

Podía ver a Francisco temblar ante la sola idea de enfrentarse a ellos, probablemente cuestionando mi juicio al retarlos. Sin embargo, no dijo nada. No había mucho que decir en estos momentos.

Las pruebas empezaron, y Antonio, Alma y yo salimos a todo lo que dábamos. El primer reto era un acertijo, y los dos necesitábamos completarlo para ganar. Aunque yo fui el primero de los cuatro en resolverlo, Francisco no había avanzado nada, y antes de que pudiera ayudarle con el suyo, ellos ya habían terminado. 1-0.

Me quedó claro con eso que no podía confiar en las habilidades de Francisco. Tenía demasiado miedo por lo que estaba pasando. Era, prácticamente, yo contra ellos dos. No podía fallar. Tenía que ser perfecto. Sabía que podía. Tenía que poder.

La segunda ronda fue una prueba de fuerza. Teníamos que mover un objeto que, en teoría, solo podía moverse si  ambos miembros del equipo jalaban en direcciones diferentes con fuerzas iguales. Digo en teoría, porque a pesar del nulo aporte de Francisco, logré moverlo. No lo suficiente, pero lo logré. Sé bien que eso impresionó a mucha gente, pero eso no me dejaba satisfecho. 2-0

Francisco se notaba agotado, a pesar de que esto apenas había empezado. Muy a mi pesar, me di cuenta que yo también comenzaba a cansarme. Había puesto demasiada fuerza  en la prueba pasada, y mi muñeca punzaba en exceso. Tal vez había sido demasiado arriesgado hacer esto antes de sanar bien. O tal vez…

La tercera prueba era una carrera con obstáculos, y como todo en el Linkball, ambos jugadores del equipo debían de terminar para que se declarara ganador a ese equipo. Sabiendo perfectamente que Francisco sería poco más que un estorbo, decidí hacer algo demasiado arriesgado, algo que en ningún momento estaba prohibido en el reglamento, pero que nadie acostumbraba hacer, algo, tal vez lo único que podría dar resultado: Cargarlo. Tardé unos valiosos segundos en acostumbrarme a manejar los obstáculos con el peso extra, y mi equilibrio no era el mejor del mundo, pero di todo lo que tenía, y pronto ya estaba adelante que Antonio.
Sin embargo, mi cuerpo no podía seguir ese ritmo por mucho tiempo. Pronto, empecé a bajar el ritmo, y los obstáculos tomaban más tiempo del debido. Francisco insistía en que lo dejara correr, que no me decepcionaría, pero me costaba creerlo. Cuando ya faltaba poco, decidí tomar ese riesgo, y solté a Francisco. Él estaba claramente en mejor condición que yo, y llegó a la meta sin muchos problemas. Yo, de manera casi milagrosa, llegué antes que Antonio. 2-1

Podía escuchar la algarabía general. Sabía que estaban celebrando mi victoria, y yo debería de estarlo haciendo también, pero no podía. Lo único que podía hacer era intentar no desfallecer. Mientras Alma reclamaba que habíamos hecho trampa, mientras escuchaba a Abi y a Félix gritarme palabras de ánimo, lo único que yo podía pensar era: “Respira”.

Por suerte, para el momento en que Alma terminó de reclamar, yo ya estaba más o menos bien y podíamos continuar. Ya había conseguido superar el cero, la gente ya hablaría de mí, sobre todo por cómo lo había conseguido. Pero no era suficiente. Todavía había cuatro pruebas, todavía me quedaban cuatro puntos por ganar.

http://enriquegatica.blogspot.mx/2013/09/vinculo-perfecto-parte-11.html

No hay comentarios: