Ella siempre destacó en el Linkball. Aún entonces, a sus
catorce años. Sin embargo, igual que le pasa a tu novia, su mente es demasiado
rápida para el resto, y es difícil encontrar a alguien con quien vincularse, lo
cual le generó mucha frustración. Has visto que tiene un carácter muy
explosivo, y la frustración le generó muchos problemas entonces. Fue por esa
razón que su tutor decidió que necesitaba ver a un especialista en el vínculo,
y conscientes de que su carácter era de cuidado, decidieron que el que la viera
fuera alguien de su edad, buscando que sintiera más empatía. Por suerte para mí,
el único ser humano del país que cumplía esas características era yo.
Ella era el prospecto más grande de nuestra generación, y
los cazadores de talento no cesaban de decirlo, razón que hacía su “fracaso” de
no encontrar pareja algo mucho más traumático para ella. Durante las primeras
sesiones traté de convencerla de que no se desesperara, que pronto lo
encontraría, pero cada día que la veía se notaba más desesperada. No dejaba de
decirme lo importante que era el Linkball para ella, cómo constituía todo en su
vida y más. No puedes imaginar la angustia que vivía cada vez que le veía así.
En alguna de nuestras sesiones ella me dijo, para mi
sorpresa que “Al parecer yo era la única persona que lo entendía realmente”,
antes de mostrarme su elusiva sonrisa. Sus palabras me llenaron de luz.
Fue por eso, entre otras cosas, que empecé a entrenar. Al
principio no entendía, o tal no quería entender por qué; argumentaba que quería
cuidar mi salud, que debía mantener mi cuerpo y mi mente en equilibrio. Pero
pronto no pude ocultarme que buscaba convertirme en el salvador de Alma, aquel
que curaría sus heridas, y cumpliría sus sueños. Si no podía lograrlo con
terapia, lo haría con Linkball.
Por suerte, las terapias me proporcionaban toda la
información que podía necesitar: Dietas, tiempos de entrenamientos, lugares,
ejercicios. Empecé a investigar sobre el Linkball, sobre las leyendas, sobre
las estrategias. Empecé a convertirme en el monstruo dominador que hoy me
consideran, a pesar de todos los problemas que tenía con la idea del vínculo.
No estoy muy seguro como lo conseguí. O más bien por qué,
si yo pude, los demás sufrían tanto intentando, y tan pocos llegaban. Tal vez
yo estaba predestinado, tal vez así debía de ser. La verdad, no lo sé. Me gusta
creer que era porque me movía algo más fuerte que el simple deseo de destacar.
Me movía ella. Aún lo hace.
Un día dejé de dar consulta a todos, menos a ella, porque
interferían con mis rutinas de ejercicio. Ella no lo notó, su desesperación la
cegaba. Y tras cada cita, me convencía más y más de que estaba haciendo lo
correcto.
Sin que ella lo supiera, sin que nadie lo supiera, me
inscribí a las pruebas para entrenar en este lugar. No le dije más que a mis
padres, a pesar de que para entonces mi independencia económica ya estaba más
que dada. Me dijeron que estaba sacrificando toda mi vida por ella, que pensara
bien si realmente era lo que quería. Tal vez tenían razón, tal vez lo que
quería no era eso. Tal vez. Pero la quería a ella, y no lo pensé mucho. La
decisión era clara, y estaba tomada.
Pasé las pruebas físicas sin problemas, pero me rebotaron
en los exámenes psicológicos y de aptitud de vínculo. Había escuchado
demasiadas confesiones, en mi cabeza había demasiadas cosas, era completamente
irresponsable dejar que alguien con tanto conocimiento se vinculara. Estoy
destinado a estar solo, y ellos lo sabían. Pero yo me negué a aceptarlo. No
podía dejarla sola.
Fue así como, el próximo domingo, y sin avisarle a nadie,
llegué, tomé a Alma del brazo, y de la misma manera que hiciste tú, desafié a
la mejor pareja. 36 minutos, conoces la historia. Solo 36 minutos para ganarle
7-0 a una pareja que parecía invencible, con mucha más experiencia que
nosotros, y algo más importante, vinculados. Fue una revolución. Después de
eso, y sin otra opción, nos vincularían.
Aunque claro, no tomé en cuenta que la restricción de que
no me vincularan seguía vigente. Pero habíamos demostrado una capacidad
completamente sin precedentes, y así, fue decidido. Le mentiríamos al mundo, y
practicaríamos Linkball sin vínculo.
http://enriquegatica.blogspot.mx/2013/09/vinculo-pefecto-parte-18.html
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