domingo, 29 de septiembre de 2013

Vínculo perfecto (parte 22)

Pude notar inmediatamente dos reacciones. Primero, Alma se veía descorazonada, incluso al borde de las lágrimas. Antonio, por su parte, se veía lastimado. Me miraba con un odio difícil de expresar, se sentía traicionado, y yo podía estar seguro que si se le presentaba la oportunidad, destruiría hasta el último de mis huesos.

La quinta ronda, una prueba de fuerza, nos ponía en desventaja. Sin embargo, y aparentemente por el bajo ánimo de Alma, y nuestro gran aprovechamiento del momentum, logramos arrebatarles otro punto. 5-0

Todos los presentes estallaron de la emoción. Era la primera vez que alguien lograba ganarle cinco puntos a ellos dos, sobra decir que era la primera vez que alguien lograba ganarles cinco sin respuesta. El apoyo no podía estar más a nuestro favor, y tenía la absoluta conciencia de que no tendría un mejor momento en mi aún naciente carrera que ese.

Podía ver en el rostro de Abi el júbilo extremo de alguien que estaba pensando lo mismo que yo. Todas las dudas que tenía sobre esto, y que nunca me dijo, habían quedado desechados.

Fue entonces cuando empezó a suceder lo único que le faltaba a mi plan: Alma empezaba a reclamarle a Antonio por haberla convocado. Antonio, como siempre, bajaba la mirada y escuchaba. Seguro también él se lo cuestionaba.

La sexta prueba fue otra carrera. Esperaba que Alma intentara rescatar el orgullo y arrebatarnos al menos ese punto en su especialidad, pero volví a verla derrotada. Con decir que casi la alcanzo tendría que quedar claro lo descorazonada que estaba. 6-0

Al ver eso, todos los ahí presentes empezaron a gritar, tomando fuerza rápidamente, una única cosa: "¡Siete! ¡Siete! ¡Siete!" Abi se veía emocionada, y yo estaba más que motivado. Sólo necesitaba una ronda más, un pequeño esfuerzo, y todo sería perfecto.

La séptima ronda, aquella que nos podría inmortalizar definitivamente sería una pelea cuerpo a cuerpo. Esa fue la segunda decisión controvertida del día, y los espectadores dejaron muy claro su desaprobación. Pero Abi y yo no reclamamos. Nosotros íbamos a ganar, así o como fuera.

Se seleccionaron los enfrentamientos. Tenía en mi cabeza la manera de enfrentarme a cualquiera de los dos, la manera de ganar este enfrentamiento, y este último punto. También tenía la absoluta confianza en Abi, por lo que la victoria 7-0 estaba en nuestras manos. Mi primer, y ojala único enemigo, sería Antonio, en una deliciosa revancha del enfrentamiento anterior. Y esta vez, saldré entero.

Fue una pelea de poder a poder. Él me conocía perfectamente, y yo a él no. Además, él estaba casi cegado por la ira ardiente de la venganza, una ira que no buscaba derrotarme, sino matarme. Pero yo tenía una única ventaja, una que no dejaría ir. No sé cuántas veces había revivido esa pelea en mi cabeza durante los meses que estuve en recuperación, pero hoy, gracias a ello, podía reconocer sus patrones. Golpe abajo, patada izquierda, cabezazo. Detiene mi bloqueo y golpe al hombro, buscando dislocar. Todos sus patrones estaban grabados de manera indeleble en mi cabeza, mientras que mi forma de pelear era todavía una incógnita para él. Tal vez no por mucho, pero todavía lo era.

Así que, antes de que pudiera analizarme, hice una de las cosas que más los enojaban, algo que les recordara como funcionamos Abi y yo. Con un amago de una jugada ilegal, logré que bajara la guardia, y entonces lo rematé. Un impacto certero y con fuerza suficiente para que no pudiera levantarse. Ese simple ataque fue suficiente para que el toro que amenazaba con destruirme cayera a mis pies, derrotado.

En cuanto me dieron el punto voltee hacia la pelea entre Abi y Alma. Era difícil distinguirlas a la velocidad a la que se movían, y me costaba mucho trabajo saber cuál de las dos iba ganando. En un instante, vi cómo Abi me miraba y me sonreía, quitándole la mirada de encima a Alma. Error garrafal. Al momento siguiente, Abi yacía en el piso, completamente indefensa. Al parecer, habría tercer enfrentamiento.

En los ojos de Alma ya no se veía desconcierto. Ya no se veía preocupación. Se veía el orgullo llevándola a flote, sacándola adelante para evitar la humillación que estaba a punto de consumarse. Sabía que no sería fácil, porque al fin y al cabo, y a pesar de todo lo sucedido con anterioridad, no por nada había llegado a donde había llegado.

Sin embargo, el desenlace en esta pelea fue casi idéntico a la vez pasada. Acostumbrado a Alma, y después de haber visto tantas veces a lo largo de mi vida su forma de pelear, noté inmediatamente lo que tenía que hacer para ganar, y lo hice. Pronto, Alma estaba en el piso, obligada a rendirse, pero negándose.

En un susurro, imposible de escuchar para alguien que no fuera ella, le dije “¿Por qué crees que les ganamos? ¿Porque somos vinculables? ¿Porque somos mejores? No lo creo. Ganamos porque confiamos en nuestra pareja, porque ponemos nuestro futuro en manos del otro, porque estamos juntos, pero no vinculados” Y en un alarido, para que todos los ahí presentes escucharan, grité: -¡No se necesita estar vinculado para ganar!-

Inmediatamente después de eso, se rindió. Abi se lanzó sobre mí, abrazándome, y yo, tomándola con un brazo, y levantando el otro en señal de victoria, celebré el mejor momento de mi carrera. Marcador final 7-0

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sábado, 28 de septiembre de 2013

Vínculo Perfecto (parte 21)

Todo salió de acuerdo al plan. Todos los elementos aceptaron, y ahora estábamos listos. Alma se apareció, diciendo que “ya se siente mejor”, y lista para enfrentarse a quien debiera hacerlo.

Abi y yo también estamos listos. Veo a Antonio demostrando la misma fortaleza y seriedad a la que estoy acostumbrado de él. No había rastro alguno del Antonio con el que había hablado días antes. Hoy, entre nosotros, estaba el Antonio que me había hospitalizado, no aquel que me había iluminado. Eso, sorprendentemente, hacía que mi plan fuera mucho más consistente, porque sabía que de su parte no habría piedad.

Las parejas fueron pasando, lentamente, y los enfrentamientos se sucedían con la cotidianeidad de cualquier domingo. Félix y Francisco habían derrotado a una pareja ya vinculada, y se veían bastante alegres. Me dio mucho gusto que estuvieran, por fin, destacando como lo merecían.

Conforme las parejas se iban agotando, empezó a ser claro cuál sería el inevitable enfrentamiento. Por fin, Abi y yo nos enfrentaríamos contra Alma y Antonio. Un último enfrentamiento, las dos mejores parejas no vinculadas, decidiendo de una vez por todas quienes somos mejores.

Ese siempre fue el plan: Dejar en claro que pareja es mejor. Ahora depende de Abi y de mí que el resto del plan funcione.

La primera prueba fue casi puesta para subir mi confianza, pues fue un acertijo, donde era muy difícil que me ganaran. Sin embargo, no eran el fuerte de Abi, y tenía que apelar a que fuera más hábil que ellos, o a poder ayudarle. Eso último fue lo que al final terminé haciendo, aprovechando la gran ventaja que les había sacado a los tres. Antonio había dicho, y tenía razón, que yo entendía muy bien las cosas, y él a las personas. Me imagino qué entendió cuando nos vio celebrar la victoria. 1-0

El segundo enfrentamiento fue una carrera de velocidad, donde básicamente nos enfrentaríamos Antonio y yo para decidir al ganador, mientras las mujeres tenían su propia carrera a su propia velocidad. Lo único que tenía que hacer era ser más rápido que él, cosa complicada. Pero el punto clave a mi favor es que sabía cómo funcionaba. Su objetivo era seguir a Alma, lo único que tenía que hacer era interferir entre ambos, evitar esa comunicación sin palabras entre ellos, fomentar que no la entendiera, y no podría seguirla. Y por suerte lo logré, con no pocos problemas, pero lo logré. 2-0

El tercer enfrentamiento era otro acertijo, bastante complejo. Igual que el acertijo anterior, lo ganamos, aunque esta vez, sorprendentemente, Abi logró terminar primera entre los cuatro, seguida muy de cerca por mí. Cuando le pregunté como lo había hecho, me respondió, sin sarcasmo en su voz: “Me cuestioné como lo resolverías, e hice eso”. Ese simple comentario me ruborizó y llenó de confianza.3-0

El cuarto fue una prueba de intensidad de vínculo, cosa rara, dada que nosotros no estábamos vinculados. Escuché muchos abucheos en el público, quienes temían que estuvieran favoreciéndolos a ellos, e intentando forzar un empate, claramente sin saber que ellos dos tampoco estaban vinculados. Pero Abi y yo estábamos preparados para eso y más, y en algo que tomó por sorpresa a todos, logramos sobresalir. Nuestra coordinación no tenía precedentes, ni patrones. Mientras muchos de los equipos no vinculados solían gritar o hacerse señas para decirse las cosas, Abi y yo demostramos tener un pleno conocimiento del otro.

De esa manera, todos los obstáculos, todos los ataques, todos los problemas, fueron sorteados. Así dejamos claro que, contra todo pronóstico, nuestra unión se había vuelto más poderosa que nuestras individualidades. En ese momento, estuvimos más conectados que nadie antes, éramos el vínculo encarnado, como lo habían soñado sus creadores. Nadie podía detenernos, y los primeros en darse cuenta de ello fueron Alma y Antonio. 4-0

Acabó la prueba, y con ella, un legado. Por primera vez, una pareja lograba ganarle a Alma y Antonio en tan solo cuatro rondas. Más sorprendente era que nosotros no estábamos vinculados aún, aunque ahora parecía inevitable que lo estaríamos. Miles de parejas vinculadas habían fallado intentando conseguir aquello que Abi y yo recién logramos.

Pero la lección no acababa ahí, y de ello tendrían que darse cuenta aún todos los ahí presentes, empezando por ellos dos.

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viernes, 27 de septiembre de 2013

Vínculo Perfecto (parte 20)

El proceso para comprobar si Abi y yo somos compatibles es mucho más pesado de lo que me hubiera podido imaginar antes. Sin embargo, estar con ella en esto hace todo mucho más tolerable. Aparentemente, ella también está más tranquila que cuando pasó por esto con Félix, o al menos eso me insinúan los instructores.

Con Abi todo ha seguido muy bien. Hemos hablado mucho sobre nosotros, y me sorprende un poco todo el tiempo que esperé para hacer esto, y todo el tiempo que me estuvo esperando. A veces, me arrepentía de haberme tardado tanto en aceptar lo que pasaba entre nosotros. El resto del tiempo estaba con ella.

Félix estaba más tranquilo de lo que hubiera podido suponer originalmente. Había pensado que estaría enojado ante la posibilidad de que yo me vinculara con ella y no él, pero en realidad se veía bastante indiferente. Últimamente, y a raíz de nuestro entrenamiento especial, se había visto obligado a pasar más tiempo con otras personas, específicamente, con Francisco, quien después de nuestro ya famoso enfrentamiento con Alma y Antonio, y dándose cuenta de que había sido más un estorbo que un apoyo, se dedicó a entrenar con una constancia y dedicación envidiable, y había progresado mucho desde aquel día. El chico tímido que yo casi sacrifiqué aquel día de manera irresponsable había crecido, y su futuro era muy brillante.

Los instructores no hablaban mucho con nosotros, se dedicaban a medir nuestros reflejos, nuestras habilidades, nuestra sincronía. Era impresionante la cantidad de variables que debían tener bajo control antes de vincularnos, más de las que jamás hubiera pensado. Supongo que solo era por el riesgo que implicaba practicar Linkball, porque hasta donde tenía entendido, era un procedimiento bastante estándar fuera de aquí. 

Sin embargo, tras poco tiempo de estar en el entrenamiento intensivo, y supongo que por nuestro buen desempeño, algunos coordinadores empezaron a abrirse un poco. Flavio, nuestro primer instructor, me confesó la semana pasada, con cierto secretismo, que la razón por la cual el vínculo entre Félix y Abi no había progresado fue por los sentimientos tan fuertes que ella tenía para conmigo, ya desde entonces.

Algo que nadie podía responderme era si Alma “estaba bien” o no. El único que podía responder eso era Antonio, pero ese era justamente el argumento tras el cual se defendía de que “no podía entrenar” porque “Alma estaba muy mal”, mientras hacía una extraordinaria actuación de dolor intenso. Su habilidad para engañar a todos me sorprendía. Aunque no participaba en los entrenamientos, solía estar ahí, observando, ajeno a todos nosotros. No volví a hablar con él como aquel día, no había nada más que decir. La única interacción importante fue el primer día, cuando me vio llegar con ella. Únicamente me sonrió, en signo de aprobación, antes de irse a donde fuera que deseaba irse.

Todos los domingos nos hemos teñido de gloria. Juntos, hemos dominado a todas las parejas que nos han enfrentado, sin importar si tienen más experiencia que nosotros, si no son un equipo mixto o no, si están vinculados o no. Todos han caído, y eso me da mucha confianza para cuando estemos vinculados, cosa que espero suceda pronto.

Esas batallas me han hecho pensar en algo, un pequeño proyecto que tengo en mente para regresarle el favor a Antonio. Incluso se lo he comentado a Abi, omitiendo la parte de devolver un favor, claro está, y parece estar de acuerdo. No es la idea que más feliz la haga, pero está dispuesta. Mañana lo hablaré con los instructores, y si ellos lo aceptan, algo a lo que no veo por qué habrían de negarse, le diré a Antonio lo único que debe saber: Necesito a Alma el próximo domingo.

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jueves, 26 de septiembre de 2013

Vínculo Perfecto (parte 19)

-Entonces, ¿Piensas retirarte?- -¿Por qué no? Fácilmente podría desaparecer, engordar un poco dejando de hacer ejercicio, y volver a dar terapias. Claro, sería empezar desde cero, porque no podría usar mi nombre real, pero creo que aún soy muy bueno, y aunque tomaría tiempo, es un riesgo que puedo tomar. A pesar de tantos años, aún no me encanta el Linkball-

Es difícil explicar cómo me sentí cuando acabó de hablar, sobre todo con la consciencia de que me había contado todo porque necesitaba un consejo. Él había dicho que yo funcionaba igual, y yo sé que eso significa que quiere que yo le muestre el camino. Mi razón me decía una cosa, mi instinto otra… ¿Qué decirle?

-Mira, no soy tú, y sé que es difícil replicar lo que sientes por ella, independientemente de lo que pueda o no sentir por Abigail- Era la primera vez en meses que usaba su nombre completo, y no sé por qué, hasta me dolió hacerlo. –Sin embargo, después de todo lo que has hecho por ella, ¿Realmente la vas a dejar ir así de fácil?- -No lo sé. Es probable. Cuando amas a alguien, es fácil dejar de ver por tu felicidad, y empezar a ver por la de la otra persona. Pero eso ya lo sabes, ¿O no?-

Su pregunta me desconcertó, y traté de cambiar el tema. –La conoces lo suficientemente bien como para saber qué es lo mejor para ella. ¿Sería esto?- -No lo sé. En estos momentos, no estoy seguro si lo que veo es lo que es, o lo que quiero que pase. ¿No has pasado aún por esa etapa con tu noviecita?- -No es mi novia. Es… una persona muy hábil, con la que quiero vincularme. Nada más-

Sonrió burlonamente, y me dijo: -¿Nada más? Bueno, como digas. Sólo respóndeme algo, sinceramente, por favor: ¿Amas a Abigail?-

Traté de contestarle, pero las palabras se trabaron en mi garganta. Quería decirlo… Realmente quería… Pero lo único que pude decirle fue: -No… no puedo hablar de amor. No lo sé-

Guardé silencio, él sonrió, y se dio media vuelta. Esta vez no corrí tras de él. No había porqué hacerlo. Todo lo que debía decirse había sido dicho.

No estoy muy consciente de cuánto tiempo me quedé ahí, inmóvil, pensando en Abi. ¿La amaba? Tal vez, podía decirse, pero me es imposible saberlo. Nunca había sentido algo así por nadie más, pero no sé si eso cuente como amor. No sé cuánto estaba dispuesto a perder por ella. No sé si, en los zapatos de Antonio, yo hubiera podido hacer lo mismo.

Pero después de todo eso, estaba seguro de algo: No cometería sus mismos errores. No podía hacerlo, menos después de ver cómo lo dejó a él. No la dejaría ir sin meter las manos. Tenía que salvarnos. Y si no lo hacía hoy, no sé si después tendré otra oportunidad.

Con mi mente ya más clara, sabía que debía de hacer. Corrí a la florería más cercana, seleccioné las flores que creí que más le gustarían, y corrí a su casa. No sabía qué hora era, no sabía si era correcto, ni siquiera estaba muy seguro de cuál era su casa. Solo sabía que tenía que hacerlo. Tenía que ir con ella, porque aunque no sepa si es amor o no, sé que mi vida no estaría completa sin ella.

Toqué a la puerta, sin pensar siquiera en lo que pensaría, ni lo que podría pensar su familiar, ni nada. Cuál fue mi sorpresa cuando, pocos segundos después de que tocara, me abrió ella. –Tenía la sensación de que vendrías- También tenía los ojos rojos, la piyama puesta, y una sonrisa débil en el rostro, que intentaba disimular su tristeza. –No podía dejarte así- Le dije, con una sonrisa condescendiente, al tiempo que le enseñaba las flores. Por fin, su sonrisa era sincera. –Mis favoritas. Muchas gracias-

-También pensé que no vendrías. Pensé muchas cosas, para serte sincera, y a veces, quería odiarte. A veces, incluso, lo lograba- -Me imagino, pero por suerte para mí, no dejé que tus miedos se cumplieran- -Tampoco te emociones- Me dijo, golpeándome suavemente el hombro. –Bueno, pero ya hablando en serio, no tienes por qué. Prometo no lastimarte nunca más, ni siquiera el orgullo- -No hagas promesas que no puedes cumplir- -Puedo- Y sin decirle más, la besé.

-Quiero vincularme contigo Abigail. ¿Quieres hacer la prueba?-

Me mostró la sonrisa que me conquistó, y me dijo: -Claro que si-

Conocí a su familia, con quienes me presentó como “la persona con la que se quería vincular”, cosa bastante seria. No nos importó que ella estuviera en piyama y yo sudado. No nos importó nada. Ahora estábamos juntos, y así seguiríamos.

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miércoles, 25 de septiembre de 2013

Vínculo Pefecto (parte 18)

Al principio, todo parecía perfecto. Yo me sentía su salvador, éramos intocables, y empezábamos a acaparar los reflectores, primero a nivel local, y finalmente, a nivel mundial. Estábamos en el cielo del Linkball, no había nada superior a nosotros.

Pero no duró mucho. Pronto empezaron las entrevistas, los eventos, y sobre todo, las críticas. Al principio hubo gente que dudaba de nosotros, que creían que no llegaríamos lejos, que éramos una farsa. La inexperiencia nos llevó a contestarles más de una vez, haciendo que algo pequeño se volviera nuestro infierno personal. Yo trataba de resistir, estoicamente, todos los ataques, pero ella no podía.

Teníamos que hacer todo juntos, cosa que molestaba a Alma de vez en cuando. Eventualmente tuvimos que llegar a la misma condición que te dije hace unos minutos: “Tú guía todo. Yo te sigo y apoyo”. La conocía lo suficiente para saber qué pensaba y que haría, y funcionó muy bien. Fue ahí cuando ella retomó el liderazgo, y cuando empezó a mostrar toda su inconformidad. Aunque, por suerte, eso logró que todas las críticas callaran, porque ahora, más que nunca antes, actuábamos como uno.

Fue hasta ese momento cuando me di cuenta de una variable que no había considerado: Para ella, el vínculo era una parte esencial del Linkball, y le hacía falta. En lugar de cumplir sueños, vincularse falsamente conmigo los había destruido para siempre.

Trataba de ocultármelo, pero no podía. La conocía demasiado bien, y sabía que significaban sus silencios, sus caras, sus enojos. Fue solo cuestión de tiempo para que me lo dijera de frente. A partir de ahí, todo fue cuesta abajo. Seguíamos ganando, seguíamos siendo exitosos, pero ya no éramos felices. Yo era una carga para ella, la peor que tenía que soportar, y su infelicidad era lo peor que me podía suceder. Pasé de ser su salvador, a ser su verdugo, y ambos lo sabíamos..

El siguiente paso solamente podía ser desmentir la farsa que le habíamos hecho creer al mundo. Pero eso significaba, muy probablemente, dejar el Linkball, y esa renuncia era demasiado pedir para ella, así que seguimos, a pesar del gran daño que nos estaba haciendo. Daño que nos afectaba ya no sólo como jugadores de Linkball, sino como personas.

Llegó un día que Alma dejó de tolerarme, y empezó a buscar entre ustedes a algún prospecto interesante, y sobre todo, lo suficientemente hábil para vincularse con ella. Jamás me lo dijo, pero no era necesario. Bastaba ver como miraba al resto de los que aquí entrenan para saberlo.
               
Yo tenía la esperanza de que nunca llegaría alguien tan habil como ella, que se quedaría conmigo siempre, que se cansaría de buscar. Y durante un tiempo, así pareció. Tuvimos un periodo de reconciliación, de récords, y de paz. Pensé, tontamente, que una vez más me quería en su vida. Pero llegaron ustedes dos, y el periodo de paz se terminó.

Debo aceptar que ambos me llamaron la atención desde el primer día. Tenían algo que los demás no. Algo que los hacía diferentes al resto, aún entre tantos, aún al principio. Y sobre todo, me recordaban mucho a nosotros dos.

Ambos, en diferentes momentos, me han demostrado su valía, y al mismo tiempo, han convencido a Alma de hacer lo que ya había decidido: Dejarme. Aquí, la versión oficial es que Alma está lastimada. Donde quiera que esté, la versión oficial es que yo estoy lastimado. Y sé que en cuanto ella encuentre alguien, me dejará. Estas son, probablemente, mis últimas semanas entrenando Linkball”

Escuché, atentamente y en silencio, mientras mi héroe se convertía en humano.

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martes, 24 de septiembre de 2013

Vínculo Perfecto (parte 17)

Ella siempre destacó en el Linkball. Aún entonces, a sus catorce años. Sin embargo, igual que le pasa a tu novia, su mente es demasiado rápida para el resto, y es difícil encontrar a alguien con quien vincularse, lo cual le generó mucha frustración. Has visto que tiene un carácter muy explosivo, y la frustración le generó muchos problemas entonces. Fue por esa razón que su tutor decidió que necesitaba ver a un especialista en el vínculo, y conscientes de que su carácter era de cuidado, decidieron que el que la viera fuera alguien de su edad, buscando que sintiera más empatía. Por suerte para mí, el único ser humano del país que cumplía esas características era yo.

Ella era el prospecto más grande de nuestra generación, y los cazadores de talento no cesaban de decirlo, razón que hacía su “fracaso” de no encontrar pareja algo mucho más traumático para ella. Durante las primeras sesiones traté de convencerla de que no se desesperara, que pronto lo encontraría, pero cada día que la veía se notaba más desesperada. No dejaba de decirme lo importante que era el Linkball para ella, cómo constituía todo en su vida y más. No puedes imaginar la angustia que vivía cada vez que le veía así.

En alguna de nuestras sesiones ella me dijo, para mi sorpresa que “Al parecer yo era la única persona que lo entendía realmente”, antes de mostrarme su elusiva sonrisa. Sus palabras me llenaron de luz.

Fue por eso, entre otras cosas, que empecé a entrenar. Al principio no entendía, o tal no quería entender por qué; argumentaba que quería cuidar mi salud, que debía mantener mi cuerpo y mi mente en equilibrio. Pero pronto no pude ocultarme que buscaba convertirme en el salvador de Alma, aquel que curaría sus heridas, y cumpliría sus sueños. Si no podía lograrlo con terapia, lo haría con Linkball.

Por suerte, las terapias me proporcionaban toda la información que podía necesitar: Dietas, tiempos de entrenamientos, lugares, ejercicios. Empecé a investigar sobre el Linkball, sobre las leyendas, sobre las estrategias. Empecé a convertirme en el monstruo dominador que hoy me consideran, a pesar de todos los problemas que tenía con la idea del vínculo.

No estoy muy seguro como lo conseguí. O más bien por qué, si yo pude, los demás sufrían tanto intentando, y tan pocos llegaban. Tal vez yo estaba predestinado, tal vez así debía de ser. La verdad, no lo sé. Me gusta creer que era porque me movía algo más fuerte que el simple deseo de destacar. Me movía ella. Aún lo hace.

Un día dejé de dar consulta a todos, menos a ella, porque interferían con mis rutinas de ejercicio. Ella no lo notó, su desesperación la cegaba. Y tras cada cita, me convencía más y más de que estaba haciendo lo correcto.

Sin que ella lo supiera, sin que nadie lo supiera, me inscribí a las pruebas para entrenar en este lugar. No le dije más que a mis padres, a pesar de que para entonces mi independencia económica ya estaba más que dada. Me dijeron que estaba sacrificando toda mi vida por ella, que pensara bien si realmente era lo que quería. Tal vez tenían razón, tal vez lo que quería no era eso. Tal vez. Pero la quería a ella, y no lo pensé mucho. La decisión era clara, y estaba tomada.

Pasé las pruebas físicas sin problemas, pero me rebotaron en los exámenes psicológicos y de aptitud de vínculo. Había escuchado demasiadas confesiones, en mi cabeza había demasiadas cosas, era completamente irresponsable dejar que alguien con tanto conocimiento se vinculara. Estoy destinado a estar solo, y ellos lo sabían. Pero yo me negué a aceptarlo. No podía dejarla sola.

Fue así como, el próximo domingo, y sin avisarle a nadie, llegué, tomé a Alma del brazo, y de la misma manera que hiciste tú, desafié a la mejor pareja. 36 minutos, conoces la historia. Solo 36 minutos para ganarle 7-0 a una pareja que parecía invencible, con mucha más experiencia que nosotros, y algo más importante, vinculados. Fue una revolución. Después de eso, y sin otra opción, nos vincularían.

Aunque claro, no tomé en cuenta que la restricción de que no me vincularan seguía vigente. Pero habíamos demostrado una capacidad completamente sin precedentes, y así, fue decidido. Le mentiríamos al mundo, y practicaríamos Linkball sin vínculo.

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sábado, 21 de septiembre de 2013

Vínculo Perfecto (parte 16)

Pudo haber dicho cualquier otra cosa, y me hubiera resultado menos inesperada. –Tienen que estarlo, ¿Cómo podrían no? ¡Por algo juegan Linkball!- -El vínculo no es requisito para el Linkball. Es solo que no hay manera de que dos personas sin él se comparen con dos personas vinculadas. O así debería de ser. Por eso nadie asume que nosotros no lo estemos-

No puedo negar que era una idea que había cruzado por mi mente en más de una ocasión. Siempre habían sido una pareja muy rara, pero todos tenemos nuestras particularidades, y asumí que era solo eso. Nunca pensé que pudieran ser tan buenos sin estar vinculados, en eso tenía razón.

-Pero... ¿Cómo?- -¡No preguntes tonterías! ¡Piensa! Ustedes ya dejaron claro que son como nosotros, ¡Asocia!- -¿Nosotros?- Pude ver como la rabia lo inundaba -¿En serio perdí tres rondas contra ti? Pensé que tenías una mente superdotada, de la misma manera que tu amada tiene una velocidad incomparable, pero creo que solo eres un tonto con suerte- -¿Disculpa? ¿Qué dijiste?- -Olvídalo. Cuando quieras pensar dime-

Se dio media vuelta, y en su acostumbrado caminar imponente, se fue. Pero, a pesar de un instante de duda, yo no lo dejé ir en paz. Corrí a detenerlo, y sin pensarlo, jalé su camisa. Solo entonces recordé su mirada de odio la última vez que había hecho exactamente lo mismo. –Te dije que ni siquiera se te ocurriera volverme a exigirme algo, o lo lamentarías.- Con un movimiento fugaz, intentó tomar mi mano, pero esta vez falló. –¡Lo único que quiero es entender!- -¡Ya entiendes! ¡La entiendes a ella, que es lo más importante! Y entendiéndola a ella, como yo lo hice con Alma, podrás entenderme a mí-

No sabía que pensar. Por más que intentaba trazar una conexión entre ellos y yo. Entre ellos, Abi y yo. Pero era muy complicado ponerme en sus zapatos, intentar meterme en su cabeza. Suspiró, y tallándose con fuerza los ojos, me dijo: -Creo que tendré que contarte toda la historia-

“Desde que tengo uso de razón, el vínculo me llamó la atención. Cuando yo era chico, el Linkball aún no desataba la euforia que hoy en día, a pesar de que ya empezaba a ganar popularidad. Claro, ya habían pasado algunos de sus más gloriosos participantes, pero aún no era tan multitudinario como ahora lo es, en parte gracias a Alma y a mí. Y en base a mi fascinación con el vínculo, desarrollé un especial deseo por entender a las personas, y cómo lo entendían ellos.

De la misma manera que tú, tengo cierta habilidad innata para entender. Tú entiendes a las cosas, cosa que creo que quedó claro en nuestras pruebas. Yo entiendo a las personas. Y fue así como mi increíble habilidad entendiendo a las personas y mi inconmensurable interés por el vínculo, que terminé decidiéndome a estudiar psicología.

Tal vez estés pensando que nunca logré hacerlo, porque empecé mi carrera en el Linkball a los dieciséis, pero estás equivocado. Siendo el superdotado que soy, terminé la carrera de psicología con una especialidad en el vínculo para antes de cumplir doce años. Para mis catorce años, ya tenía una gran fama que me precedía como uno de los mejores psicólogos del país. Toda clase de personas recurría a mis servicios, desde mujeres en plena crisis de la mediana edad, temerosas de que su marido se hubiera mal vinculado, y estuviera ocultándole pensamientos sobre otras mujeres, hasta encargados de empresas que temían vincularse porque podrían robarles toda su fortuna una vez adquirida la información necesaria.

Fue en ese tiempo cuando me di cuenta, por primera vez, que el vínculo se estaba volviendo la principal preocupación de la humanidad. La gente solamente se preocupaba por el vínculo. Podías medir el éxito de una persona viendo con quién estaba vinculado, en lugar de preocuparte por él como un ser humano. Empecé a odiar la idea del vínculo, y a aquellos a quienes tanto les preocupaba, pero gracias a mi capacidad de entendimiento, lograba entender los problemas de la gente, aconsejarlos, y generarme una clientela aún mayor.

Entre la gente a la que empecé a odiar con especial fuerza estaban los participantes de Linkball. Lo veía como un acto estúpido cuya única finalidad era enviciar a todos los humanos para que desearan el vínculo, fortaleciendo esa idea que yo había crecido a odiar. Todo eso cambió, sin embargo, cuando ella entró a su primera sesión. Una mirada me bastó para comprenderla, para amar aquello que ella amaba.

Fue un quince de abril, recuerdo perfecto, la primera vez que vi a Alma.

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jueves, 19 de septiembre de 2013

Vínculo Perfecto (parte 15)

Los nervios no me dejan respirar en paz. Necesito tranquilizarme.

No imaginaba que estaría tan emocionado. No planeaba estarlo. Pero, ¿Cómo evitarlo? ¡Mi compañero de equipo fue Antonio! ¡Antonio! No creo estar a su nivel, hoy menos que nunca, pero la emoción de estar a su lado me prohibía pensar en otra cosa.

Abi y Félix estuvieron juntos de nuevo, lo cual no tiene sentido para mí, dado sus resultados con el vínculo. Ambos equipos esperábamos pacientemente nuestros enfrentamientos.

Veía como se iban los demás equipos, y empezaba a desesperarme. No hablaba con Antonio, ni con nadie, sólo esperaba, listo para entrar en acción en cuanto se me exigiera hacerlo.

Eventualmente, para el último enfrentamiento, nos enfrentaríamos los últimos dos equipos: Antonio y yo contra Félix y Abi. Toda la emoción que tenía minutos antes había ido desapareciendo, al tiempo que se me hacía evidente lo que los instructores estaban planeando. Los cuatro mejores participantes, en un enfrentamiento para determinar a los dos mejores.

Aunque yo no me siento todavía en las mejores condiciones, estaba prácticamente seguro de que los favoritos éramos nosotros. No estoy seguro que tanto han mejorado ellos dos, y no creo que Antonio resulte ser un inútil si no tiene Alma, porque en los entrenamientos me pareció todo lo contrario. Si yo estuviera en mi mejor nivel, fácilmente podríamos ser el mejor equipo de los aquí presentes, pero ahora, no sé qué tanto sea así.

Antonio y yo no nos dijimos nada hasta que ya estábamos arriba. Mi estrategia era entregar todo lo que me fuera posible sin sobre exigirme, aún temeroso por la condición de mi cuerpo. Sin embargo, pocos segundos antes de empezar el primer enfrentamiento, él volteó a verme, y aún detrás de su susurro, pude escuchar la fuerza impositiva de sus palabras cuando dijo: “Tú guía todo. Yo te sigo y apoyo”

Realmente, el escenario en mi cabeza siempre había sido despegarme de él. Cada uno de nosotros por nuestro lado, intentando cumplir con nuestros respectivos objetivos, de manera que nuestras habilidades particulares nos sacaran adelante, más que nuestro trabajo en equipo. Sin embargo, a lo largo de toda la ronda, él pareció entenderme a la perfección, y estuvimos en perfecta sincronía.

Ni siquiera la velocidad de Abi ni la mente de Félix pudieron detenernos. Por primera vez sentí lo que era estar vinculado con alguien, volverme un solo ser en dos cuerpos separados, la absoluta confianza de saber que, sin importar qué hiciera, él me iba a entender. ¿El resultado? 7-0, en probablemente la partida más veloz que hubiera tenido.
               
Una vez terminada, traté de regresar con Abi y con Félix, pero Antonio me detuvo –Si vas con ellos, no te gustará el resultado. Dales tiempo, para mañana ya lo habrán asimilado, y dirán que todo fue por mí, que yo soy “claramente mucha pieza para ellos”- Su tono de voz, correspondía a alguien que aparenta saber perfectamente qué está sucediendo, me irritó más de lo que deseaba. Fue entonces cuando me di cuenta el dolor que deberían de estar sintiendo Félix y Abi después de ser derrotados, y peor aún, derrotados así. Más si en el equipo rival estaba yo.

Decidí no ir tras ellos, pero había algo que me causaba conflicto. -¿Cómo hiciste eso? Sé todo sobre el vínculo, y no hay manera alguna de que alguien, sin importar que tan hábil sea, pueda dividir su mente entre la persona con la que está vinculada, su cuerpo, y otra persona, mucho menos mientras practica algo que exige tanto como lo hace el Linkball. Y a menos de que yo me comportara exactamente igual que Alma, cosa que veo poco probable, es lo que acabas de hacer. ¿Qué fue eso?-

Sus ojos me miraron pesadamente, haciéndome sentir que me estaban perforando. Durante unos segundos que parecieron eternos, no dijo nada. Solamente me veía, atento.

No esperaba la respuesta que me dio: “Eso es porque Alma y yo no estamos vinculados”

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miércoles, 18 de septiembre de 2013

Vínculo Perfecto (parte 14)

Imposible describir cuanto extrañaba este lugar. Ya me hacía faltar volver.

Después de cerca de cuatro meses de inactividad, pero con las mismas ganas de destacar que siempre, regresé a los entrenamientos. Estaba mucho más despejado que la última vez, y me sorprendió un poco encontrar algunas caras conocidas. Muchas de las personas con las que alguna vez hice equipo ya se habían ido, no sé si vinculados, o rechazados.

Félix y Abi se mostraron felices de verme, más ella que él, y me dieron una gran bienvenida, que tristemente no duró mucho. Los instructores, después de felicitarme por el combate con Antonio y Alma, me asignaron al “grupo avanzado”. Aquí estaría con Félix, con Abi y con algunos otros más que éramos “sobresalientes” y solamente estábamos a la espera del vínculo. Estar ahí significaba tener más probabilidad de enfrentar a los equipos vinculados, específicamente los más destacados, incluido, claro está, el de Antonio y Alma.

Fue claro que estaba fuera de ritmo, y los primeros días sufrí más que nunca para hacer las pruebas. Por suerte, solo fue cuestión de tiempo para que mi cuerpo se acostumbrara una vez más al rigor de las pruebas, y pude estar a la par con ellos.

Contrario a lo que pensaba, la relación entre Abi y Felix no había tenido ningún problema. Claro, ambos estaban un poco tristes de no haberse podido vincular, pero salvo eso, no parecía haber pasado nada, o al menos, nada que indicara por qué había fallado el vínculo. Mi única explicación es que, de alguna manera, Antonio lo había impedido, aunque no estoy muy seguro cómo se supone que lo hizo.

En toda la semana, no intercambié una sola palabra con Antonio. No podía decir que lo odiaba, porque no era cierto, pero ya no era el héroe que alguna vez fue para mí. Era solamente alguien más, alguien muy bueno, pero nada más. Aun así, a veces me costaba contenerme para acercarme a él, pedirle algún consejo, o una disculpa por el ridículo en el que los hice caer. Pero al final, siempre mantenía mi distancia.

Una vez que las pruebas de vinculación entre Abi y Félix dieron resultados negativos, se me volvió a abrir la puerta para acompañarla en nuestros respectivos caminos a casa. Esa relación cada día va mejor, y tengo mucha esperanza de que, si nos toca hacer pareja mañana, les daremos argumentos para que nos vinculen.

Por lo pronto, debo descansar. Mañana vuelvo al escenario que me vio caer, y más me vale esta vez sí salir de pie. 

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martes, 17 de septiembre de 2013

Vínculo Perfecto (parte 13)

Han sido los meses más terribles de mi vida. He estado conferido a vivir en mi cuarto del hospital, sin poder hacer nada que no fuera soportar las terribles y dolorosas terapias regenerativas que intentan, día tras día, regresar a mi pierna a su fuerza anterior, en un proceso preocupantemente lento.

Me he visto reducido a una masa, conectado casi perpetuamente al sensovisor, viviendo todas las noticias del Linkball. Trataba de mantener mi mente en forma, dado a la imposibilidad de ejercitarme, pero no era tan sencillo. Después de todo, no es lo mismo estar resolviendo el acertijo que ver como alguien más lo hace. Necesitas estar ahí para entenderlo.

Al principio, cuando desperté, me encontré convertido en casi una celebridad. Prácticamente todos los que habían visto el enfrentamiento me habían mandado felicitar de una forma u otra. Encontré que el hospital, así como al recuperación, estaban completamente pagadas, gracias a una generosa donación. ¿De quién? Antonio y Alma. Ambos enviaron una tarjeta firmada a la antigua, con pluma de tinta en lugar de láser, deseándome “la mejor de las recuperaciones”. Me pregunto cuanto les habrán pagado para que lo hicieran, porque estoy seguro que después de ese domingo, desean no volver a verme.

Tuvo que pasar más de un mes de que me internaran para que viera a Abi de nuevo. Fue a visitarme, en el horario de entrenamiento, de manera que yo estaba conectado al sensovisor cuando entró. No pude evitar sonreír al verla, y sólo entonces me di cuenta lo mucho que la extrañaba. Ella, por su parte, no se veía tan alegre, y podía leer en su rostro el remordimiento por haber faltado a la práctica.

Se me acercó lentamente, como si interrumpiera algo, completamente ajena a la alegría que me había brindado su presencia. Traía algo entre sus manos, y aunque no podía distinguir qué era, se veía que era importante para ella. Ninguno de los dos hablaba, cosa rara. No sabía que decirle.

Era la primera vez que la veía sin ropa deportiva, y si bien siempre me había parecido deslumbrantemente bella, fue entonces que mi admiración llegó a un nuevo nivel.  No podía decir nada, menos al confrontar la posibilidad de que se había vestido así para mí. No puedo describir la emoción.

Supongo que ella también estaba algo sorprendida por mi aspecto. No estaba en la misma forma física que cuando me entrenaba, y tampoco es como que me hubiera arreglado. No sé cuánto tiempo pasó antes de que alguno de los dos dijera algo.

Al principio, todo empezó como una conversación normal. Se notaba que estaba nerviosa, y yo no podía articular más de diez palabras seguidas sin trabarme. Sin embargo, pronto empezamos a tomar confianza, y la conversación fluyó mejor.

Me dijo que había causado mucha sensación mi enfrentamiento. Supe, y era lógico, que nada de lo que había pasado se haría público. Destruiría la carrera de la mejor pareja de Linkball, y aunque me proyectaría a mí, no estaba vinculado aún, entonces de nada serviría. Aunque también me dijo que los instructores trabajaban duro para encontrar a alguien con quien vincularme. Eso me trajo un poco de paz, aunque no tanto a ella, al parecer. Su proceso de vinculación con Félix había fallado por “causas de incompatibilidad personal”, lo cual solo podía significar que se habían peleado. No quise preguntar más.

Súbitamente, los papeles se habían volteado, y Abi era la que necesitaba destacar. Sabía que era mi culpa. Seguramente ella también. Supuse que eso era lo que la tenía tan rara.

También me dijo que Alma no había ido a entrenar. La versión oficial era que yo la había lesionado, pero eso era imposible, y todos lo sabían. Antonio estaba entrenando solo, probablemente para evitar que la inactividad lo debilitara como me estaba haciendo a mí, y habían entrenado juntos más de una vez, en el “equipo de práctica avanzado”. No sé por qué, pero sentía que él había influido en la decisión de frustrar el vínculo de Félix y Abi, y la sola idea me hacía enojar.

No tocamos ningún otro tema de importancia, pero eso no significa que ahí se haya acabado la visita. Estuvimos hablando, ella sentada en mi cama, y yo con un brazo rodeando su cintura sobre todo lo que nos llegaba a la mente, durante varias horas.

No fue sino hasta que se iba, cuando era ya casi de noche, que me reveló el verdadero motivo para visitarme: Era mi cumpleaños. Me entregó una pequeña caja, bajo la promesa de que no lo abriría sino hasta que ella se fuera, y tras un pequeño beso en la mejilla, se despidió de mí. Tardé mucho tiempo en despertar del estupor en el que me había hundido eso.

Cuando abrí el regalo,  me encontré con únicamente una pulsera, hecha a mano probablemente por ella, acompañada de una nota que decía: “Te extraño. Espero que te recuperes pronto, y que este detalle ayude a que no me olvides”. Como si pudiera pensar en otra cosa...

Fue el único regalo que recibí, pero sin duda, fue el mejor cumpleaños de mi vida

Abi me ha visitado más días, pero no muchos, ni mucho menos tan memorables. Claro, todos los días con ella son especiales, y su pulsera se ha convertido en algo inseparable de mí

Según esto, mañana es mi última sesión con el regenerador. Después de eso, tendré aproximadamente un mes de rehabilitación física, para volver a entrar en condición. Y después de eso, será hora de volver al Linkball, y de volver con Abi.

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domingo, 15 de septiembre de 2013

Vínculo Perfecto (parte 12)

Había un empate, y como siempre, debía resolverse con un enfrentamiento cuerpo a cuerpo entre los competidores. Eso era bien sabido por todo aquel que viera o practicara Linkball, y muchas veces, era incluso deseable irse a este tipo de soluciones cuando una sesión estaba muy reñida.
               
En estos enfrentamientos, se separaban los equipos, y se hacían dos peleas entre los integrantes. Si un equipo lograba ganar ambos enfrentamientos, se le declaraba ganador. Pero si un integrante de cada equipo avanzaba en su ronda, se enfrentaban los ganadores, hasta que uno de los dos resultara vencedor.

Normalmente, estas peleas demostraban la habilidad de los peleadores vinculados para hacer movimientos completamente distintos, y enfrentarse contra dos impulsos peligrosos al mismo tiempo. Evidentemente, dado que Francisco y yo no estábamos vinculados, nuestras expectativas de victoria eran en extremo bajas.

Se sortearían las dos peleas. Todos los ahí presentes estábamos a la expectativa, pues mucho dependía de ello. Yo, por mi parte, estaba más preocupado por el dolor en la pierna que por cualquier otra cosa. No importaba contra quien fuera, solo esperaba poder vencerlo rápido, y tener tiempo para descansar un poco. Necesitaba descansar. Antonio estaba de pie nuevamente, y estaba recibiendo un fuerte regaño de Alma, en silencio.

En todo mi tiempo practicando Linkball, nunca me había sentido tan agotado. Pero era el último esfuerzo. Era lo único que podía pensar. Ni siquiera me di cuenta cuando anunciaron que lucharía contra Alma, hasta que me llamaron con intensidad para que ocupara mi lugar. Por fin, el último punto comenzaría.

Antes de que Alma y yo intercambiáramos nuestro primer contacto, pude escuchar un grito de sorpresa, y el anuncio de que Francisco había sido derrotado. No esperaba más de él. Es más, inicialmente esperaba bastante menos de lo que había hecho, y estaba enteramente agradecido con él. Siendo honesto, siempre supe que sería yo contra ellos dos.

Al principio, la batalla con Alma se desarrolló como cualquiera hubiera esperado: Ella me avasallaba con su velocidad, mientras que yo, a duras penas, lograba detenerla, con todo mi esfuerzo. O eso hacía parecer. En realidad, yo estaba acostumbrado a entrenar con alguien cuyo tren de pensamiento excedía por mucho al de Alma. Estaba acostumbrado a entrenar con alguien cuyos movimientos eran más rápidos e impredecibles que los de ella. Había pasado meses intentando entender una mente mucho más veloz que la suya. ¿Cómo esperaba Alma derrotarme así?

Todos los presentes se sorprendieron cuando, después de estar aparentemente aplastado por la vorágine de golpes de Alma, logré detener una de sus patadas. Pude ver el miedo en sus ojos al sentirlo, sabiendo que, si yo hubiera querido, su carrera terminaría ahí. Nadie había logrado detenerla nunca. Nadie había sido más rápido. Pero eso era solamente porque nunca había enfrentado a alguien como yo.

Segundos después, Alma yacía en el piso, indefensa. Tenía su pie izquierdo entre mis brazos, listo para torcerlo todo lo que fuera necesario para que se rindiera. Ambos sabíamos que yo era más fuerte.  Ambos sabíamos que no me detendría. Así fue como Alma, por primera vez en su carrera, fue detenida.

Al verlo, el estadio rugió de emoción. Habría punto decisivo. Habría un último enfrentamiento. Yo, hasta hace unos pocos minutos un chico más, acababa de vencer a Alma, miembro del mejor equipo de Linkball de la actualidad, y tal vez de la historia. El único que no estaba feliz era Antonio. Al verlo, tuve la certeza de que eso no tendría un final feliz. En su mirada solo había una palabra: Muerte.

La pelea con él empezó pocos minutos después. Al principio, parecía un combate igualado. Sin embargo, no pasó mucho tiempo antes de que él recordara mi pierna izquierda, y enfocara sus ataques a ella. Intenté detenerlo, incluso le conecté algunos impactos, pero fue inútil. Fue solo cuestión de tiempo para que le conectara el primer golpe. Después de eso, no tuve oportunidad.

Antes de que acabara el primer minuto, ya había roto en dos partes mi pierna, sin piedad. Sin embargo, yo me negaba a rendirme, esperando una apertura en sus defensas que me permitiera darle la vuelta a la partida. El dolor me impedía pensar con claridad, pero no podía permitirme perder.

En un susurro, sin mover los labios, lo escuché decir: -Tienes muchas agallas chico. Tenías mucho futuro. Lástima que decidiste meterte con el equipo equivocado.- Me tumbó de una patada, puso su pie sobre mi hombro, y me dijo: -Ríndete-

Durante un instante, lo pensé. Pero al ver su rostro, hambriento de sangre, me di cuenta que no se lo podía permitir. Negué con la cabeza. Después de eso, solo hubo dolor.

No recuerdo mucho más. Solo sé que, en algún momento, fui trasladado al hospital más cercano, directamente a urgencias. De eso, hace más de tres meses.

Vínculo Perfecto (parte 11)

Por primera vez en el día vi la sonrisa de Francisco en su rostro. Sabía que ese sería un momento que le presumiría a sus nietos en su momento, a pesar de su pequeña aportación a nuestro punto.

-Gran trabajo Francisco. Necesitaré que des todo en los siguientes, porque si ya les ganamos uno, podemos ganarles más. ¿Cuento contigo?- -Sss… sss… sssi- -Perfecto, gracias. Ahora, a darles con todo-

La cuarta prueba fue otro acertijo. No sé si fue que ellos no estaban enfocados y seguían pensando en el punto anterior, o si fue el apoyo de la gente a nosotros, o fue Francisco demostrando que podía dar algo para nuestra victoria, pero logramos quitarles ese punto. 2-2

Sin embargo, y a pesar del buen momento que estábamos viviendo, la quinta prueba fue nuestro regreso a la realidad. Fue otra prueba de fuerza, esta vez teníamos que jalar un bloque durante una distancia determinada. Tristemente, Francisco ya estaba demasiado cansado, y mi muñeca mala no me permitía hacer demasiado esfuerzo, así que Antonio y Alma nos ganaron casi sin requerir esfuerzo. 3-2

Teníamos que ganar los dos puntos que quedaban si esperábamos ganar este enfrentamiento, y yo no aceptaría perder. Tenía que darlo todo, costara lo que costara, fuera como fuera.

El sexto enfrentamiento fue otra carrera. Desgraciadamente, una mirada fue suficiente para que Francisco y yo nos dijéramos que no podíamos repetir la táctica de la carrera pasada. Esta vez, ambos tendríamos que correr por nuestra cuenta. Esta vez, tendríamos que ganar juntos, pero solos.

Segundos antes de que empezara la prueba, volteé y le dije a Francisco: -Confío en ti-. Vi una sonrisa en su rostro. Sabía que eso era más victoria de lo que jamás esperó, pero no lo era para mí. Yo necesitaba más. Y él tenía que saberlo. Teníamos que ir por todo. Pero también vi la sonrisa de Antonio, que me gritaba con gran fuerza: “Todas tus esperanzas son en vano”. Ya vería… Pronto vería…

En cuanto dieron la marca de inicio vi como Alma y Antonio se me despegaban, mientras que yo me le despegaba a Francisco. Podía verlos frente a mí, cómo veían juntos todo lo que se avecinaba. Alma, con esa velocidad que la caracteriza, tomó la delantera con relativa facilidad, y yo notaba claramente como le preparaba el terreno a Antonio. Si había alguna posibilidad para que yo ganara, era rebasándolo, derribándolo, de manera que Francisco y yo pudiéramos rebasarlo. Solo así podíamos ganar. Esa era mi última esperanza.

El problema es que dudaba realmente de mi capacidad para siquiera alcanzarlo, independientemente de si pudiera estorbarlo o no. Y sin eso, no había posibilidades.

Por eso, debí esforzarme más de lo que era sano. Tenía que hacerlo. No quitaba la vista de Alma, y aprovechaba todas las ayudas que le dejaba a Antonio. Al parecer, lo estaba exigiendo al máximo, porque en ningún momento parecieron tener la coordinación que siempre habían demostrado. Cada quien estaba haciendo su carrera, concentrados al máximo únicamente en su camino, actuando casi por instinto, más que por entendimiento.

No me costó demasiado trabajo descifrar lo que ella hacía, y fue solo cuestión de tiempo para que alcanzara a Antonio. Una vez que estaba a la par con él, era todo o nada. Y aunque sabía que no debía, exprimí cada gota de fuerza de mis piernas para correr más rápido, brincar más alto, estirarme más de lo que nunca antes. Gracias a eso, logré rebasarlo, sin embargo, lo único que eso logró fue que me agotara más rápido, y eso, ante ellos, era un grave error.

Faltarían tal vez cincuenta metros para el fin cuando sentí que mi cuerpo no daba más. Mi vista empezaba a nublarse, mis piernas pulsaban y mi respiración estaba completamente fuera de control. Antonio, consciente de ello, aprovechó para volver a alcanzarme. Quise rebasarlo, al menos llegar antes que él, pero era demasiado. En un esfuerzo sobrehumano, seguí avanzando, pero no por mucho. Sentí un tirón en mi pierna izquierda, que me derribó completamente, incapacitándome. No sé muy bien cómo, pero mi caída logró que él se tropezara conmigo, y así, pronto nos encontrábamos los dos en el piso, mientras Francisco corría a alcanzarnos.

Al parecer, Antonio también se había lastimado al caer, porque no se levantaba. Yo al menos hice el intento, pero él no se movía. No fue sino hasta que llegó Francisco, y me ayudó a ponerme en pie, que logramos cruzar la meta, mientras él seguía en el piso. Me sentía culpable por ello, y quería ayudarlo, pero no podía darme el lujo de perder por darle una atención a mi rival. No sé por qué Alma no le ayudó. Aún no lo entiendo. Sólo sé que ganamos ese punto, y forzamos a la muerte súbita.

Me costaba mantenerme en pie, pero la alegría me invadía completamente. Podía ver los rostros de todos, fijos en nosotros, sin poder creer lo que veían sus ojos. No creerían tampoco lo que habría por venir. 3-3

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jueves, 12 de septiembre de 2013

Vínculo Perfecto (parte 10)

Podía ver a Francisco temblar ante la sola idea de enfrentarse a ellos, probablemente cuestionando mi juicio al retarlos. Sin embargo, no dijo nada. No había mucho que decir en estos momentos.

Las pruebas empezaron, y Antonio, Alma y yo salimos a todo lo que dábamos. El primer reto era un acertijo, y los dos necesitábamos completarlo para ganar. Aunque yo fui el primero de los cuatro en resolverlo, Francisco no había avanzado nada, y antes de que pudiera ayudarle con el suyo, ellos ya habían terminado. 1-0.

Me quedó claro con eso que no podía confiar en las habilidades de Francisco. Tenía demasiado miedo por lo que estaba pasando. Era, prácticamente, yo contra ellos dos. No podía fallar. Tenía que ser perfecto. Sabía que podía. Tenía que poder.

La segunda ronda fue una prueba de fuerza. Teníamos que mover un objeto que, en teoría, solo podía moverse si  ambos miembros del equipo jalaban en direcciones diferentes con fuerzas iguales. Digo en teoría, porque a pesar del nulo aporte de Francisco, logré moverlo. No lo suficiente, pero lo logré. Sé bien que eso impresionó a mucha gente, pero eso no me dejaba satisfecho. 2-0

Francisco se notaba agotado, a pesar de que esto apenas había empezado. Muy a mi pesar, me di cuenta que yo también comenzaba a cansarme. Había puesto demasiada fuerza  en la prueba pasada, y mi muñeca punzaba en exceso. Tal vez había sido demasiado arriesgado hacer esto antes de sanar bien. O tal vez…

La tercera prueba era una carrera con obstáculos, y como todo en el Linkball, ambos jugadores del equipo debían de terminar para que se declarara ganador a ese equipo. Sabiendo perfectamente que Francisco sería poco más que un estorbo, decidí hacer algo demasiado arriesgado, algo que en ningún momento estaba prohibido en el reglamento, pero que nadie acostumbraba hacer, algo, tal vez lo único que podría dar resultado: Cargarlo. Tardé unos valiosos segundos en acostumbrarme a manejar los obstáculos con el peso extra, y mi equilibrio no era el mejor del mundo, pero di todo lo que tenía, y pronto ya estaba adelante que Antonio.
Sin embargo, mi cuerpo no podía seguir ese ritmo por mucho tiempo. Pronto, empecé a bajar el ritmo, y los obstáculos tomaban más tiempo del debido. Francisco insistía en que lo dejara correr, que no me decepcionaría, pero me costaba creerlo. Cuando ya faltaba poco, decidí tomar ese riesgo, y solté a Francisco. Él estaba claramente en mejor condición que yo, y llegó a la meta sin muchos problemas. Yo, de manera casi milagrosa, llegué antes que Antonio. 2-1

Podía escuchar la algarabía general. Sabía que estaban celebrando mi victoria, y yo debería de estarlo haciendo también, pero no podía. Lo único que podía hacer era intentar no desfallecer. Mientras Alma reclamaba que habíamos hecho trampa, mientras escuchaba a Abi y a Félix gritarme palabras de ánimo, lo único que yo podía pensar era: “Respira”.

Por suerte, para el momento en que Alma terminó de reclamar, yo ya estaba más o menos bien y podíamos continuar. Ya había conseguido superar el cero, la gente ya hablaría de mí, sobre todo por cómo lo había conseguido. Pero no era suficiente. Todavía había cuatro pruebas, todavía me quedaban cuatro puntos por ganar.

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miércoles, 11 de septiembre de 2013

Vínculo Perfecto (parte 9)

En mi cabeza, todo salió casi de acuerdo al plan. En la realidad, no queda tan claro.

Fue el primer día de enfrentamientos para la mayoría de los presentes, y yo podía ver en sus caras la misma emoción que en su momento yo había sentido. Sin embargo, no era emoción lo que yo sentía esta vez. No había alegría, júbilo, ni expectativas. Sólo había un plan que tenía que seguir, y una última oportunidad.

Me asignaron al mejor del equipo como compañero, pero aún decir el mejor no era gran cosa. Un novato temeroso y tímido, de nombre Francisco. No le dije nada del plan, pero su opinión no importaba. Sabía que no aceptaría si se lo proponía, y no podía arriesgarme a fallar.

Podía ver a Abi y a Félix esperar su turno, a lo lejos. Tenía muchas ganas de acercarme a ellos, de estar ahí, como antes. Pero no podía permitírmelo. Alteraría el plan. Además, creo que no estoy en condiciones de verlos. No aún.

También veía, por primera vez en la semana, a Alma y Antonio. No hablaban, no se veían, solo estaban ahí, lado a lado, esperando. Podía sentir como me hervía la sangre en las venas, mientras de manera casi inconsciente me tomaba la muñeca, aún no recuperada del todo. Era bueno que estuvieran ahí. Necesitaba que lo estuvieran.

Sabía perfectamente que me tocaría enfrentar a un equipo bueno, independientemente de las escazas habilidades de Francisco, a quien se veía al borde del colapso. No podían permitir que humillara a un equipo de recién ingresados de la manera en que era evidente que lo haría, y confiaban en que sacara a flote al equipo, de manera que Francisco no se desmoralizara, y siguiera con nosotros cuando menos una semana más.

Claro, no esperaban que, de la nada, y tras un descuido, me escabullera, jalando a Francisco, y frente a todos, retara a Alma y Antonio a un enfrentamiento. Automáticamente escuché como todos los ahí presentes, desde el más hiperactivo novato al más experimentado instructor, contuvieron la respiración en un rápido movimiento. Para mi sorpresa, tan solo un momento después, vi como Antonio, con una sonrisa casi sádica en el rostro, subía, seguido por Alma, dispuestos a enfrentarme. En lugar de aceptar mi desafío, lo único que escuché fue un leve, pero audible e imponente: -Esta vez, sin piedad-

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Vínculo Perfecto (parte 8)

El daño en mi muñeca fue mucho más grave de lo que parecía originalmente, y me obligó a faltar lunes y martes a los entrenamientos. Para al miércoles que volví, todo había cambiado.

Además de la ola de chicos nuevos que habían entrado, me encontré con dos sorpresas: Por primera vez, estaba en un equipo distinto a Félix y a Abi. La otra cosa que era de llamar la atención fue que Antonio y Alma no habían ido a entrenar, y no había nada que indicara que regresarían pronto.

Ese miércoles fue para mí el día más aburrido en meses, tratando de encontrar entre mi nuevo equipo a alguien que pudiera seguir mi ritmo de entrenamiento, de manera infructuosa. Hasta el instructor se veía frustrado por mi caso, pues era claramente superior al resto, incluso, tal vez, a él.

Cuando por fin terminó el suplicio, y pude ver a Abi y a Félix, me dijeron muy emocionados que estaban en proceso de prueba para ver si los vinculaban, después del gran desempeño que demostraron el domingo. Por más que intenté alegrarme por ellos, cosa que casi consigo, no pude. Durante todo ese tiempo, había soñado con estar vinculado con alguno de ellos, con brillar juntos en el Linkball, con volverme uno con ellos. Hoy, por esa noticia, mi sueño de trascender se ve más lejano que nunca.

Por lo mismo, no he podido ir ni regresar con Abi, quien está teniendo que quedarse a más pruebas después del entrenamiento normal. Eso no ha ayudado a hacer mi semana aunque sea un poco más tolerable, sino todo lo contrario. De repente, parece que estoy sólo nuevamente.

Ayer, viernes, me desperté, por primera vez, deseando faltar al entrenamiento, soñando con retirarme, con dejar el Linkball y dedicarme a otra cosa, algo menos desgastante. Eso nunca me había pasado, y para ser honesto, la sola idea me aterró. No puedo permitirme perder, no puedo renunciar. Pero… ¿Y si el Linkball no es para mí, o más bien, si yo no estoy hecho para el Linkball?

No lo sé. No quiero pensar. Pero tengo un plan para el domingo, un plan que tal vez sea mi última carta, mi última oportunidad de convencerme de quedarme aquí.

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lunes, 9 de septiembre de 2013

Vínculo Perfecto (parte 7)

Fue un día agridulce. Por un lado estoy muy feliz, por el otro, estoy muy decepcionado. Creo que tendré que acostumbrarme a estos sentimientos.

Hoy fueron los últimos enfrentamientos antes de los nuevos reclutas. Nuestro coordinador decidió que Félix y Abi estarían juntos hoy, mientras que a mí me puso con un chico muy agradable que lleva ya casi año y medio por aquí, llamado Jaime. Juntos nos enfrentamos a otro equipo sin vincular, que aunque opuso resistencia, no pudo vencernos. Eso me tiene muy alegre, porque las victorias escasean últimamente.

Abi y Félix perdieron, y perdieron de manera terrible. Sin embargo, su pelea es considerada por nosotros como una de las más grandes victorias posibles. Abi y Félix se enfrentaron a Alma y Antonio.

Al principio, parecía un enfrentamiento rutinario para ellos dos. Los primeros tres puntos los consiguieron casi sin esforzarse, a pesar de que yo veía a Abi correr a todo lo que daba, y a Félix pensar con todo su esfuerzo. Dolía un poco verlos así. Pero para el cuarto punto, vi cómo empezaban a reaccionar, aún de manera insuficiente, pero una reacción. Sin embargo, Antonio y Alma no cometían errores, y sin ello, era imposible que les ganaran siquiera un punto.

En el séptimo punto fue la sorpresa. A pesar de la extraordinaria derrota que estaban sufriendo, peor que nunca antes, podía ver a Félix y a Abi dispuestos a dar todo por ese último punto, y desde el principio quedó en claro que así sería. Lo sorprendente fue que, en algo completamente sin precedentes, Félix logró resolver el acertijo antes que Antonio, dándole así a Abi una ventaja momentánea pero considerable contra Alma. Ella lo aprovechó de la mejor manera, y aunque Alma estaba a punto de arrebatarle el punto, con un movimiento al filo del reglamento, Abi lo logró. La ronda terminó 6-1, pero para todos nosotros eso era una victoria. Ellos a duras penas podían contener la emoción, y yo veía a Alma y Antonio claramente impresionados, pero sobre todo, podía notar que Alma estaba enojada a más no poder.

Estaba felicitando a Abi con el abrazo más fuerte que nos hubiéramos dado cuando la vi acercarse, enfurecida. Con un movimiento rápido nos di la vuelta, dejé de abrazarla, y encaramos los dos a Alma, ella atrás de mí. -¿Qué clase de loca eres? ¿Qué diablos crees que haces? ¡Esa jugada estuvo en los límites del reglamento, un poco menos de precisión, y hubieras perdido!- -Pero no lo hice. Sabía lo que hacía. Además, es solo un punto en un entrenamiento, no tienes por qué ponerte así- -¡Nunca me digas qué hacer!- Intentó tomar su blusa, pero me interpuse nuevamente. Yo creo que cayó en la cuenta que estaba haciendo una escenita, porque inmediatamente se fue, muy indignada.

-¿Qué demonios es su problema?- Dijo Félix, quien había observado todo junto a nosotros. -Ella tiene muchos problemas. Los felicito, pero no lo vuelvan a hacer. Fue una maniobra muy arriesgada.- Me paralicé al escuchar a Antonio tan cerca, su voz tan potente e imponente como a través de los sensovisores, por primera vez dirigida hacia nosotros.

No sé si fue la emoción de tenerlo tan cerca, o la adrenalina de tener la mano de Abi entre la mía, pero di un paso hasta él, y le dije: -Que tengan problemas no significa que deba tratarlos así. Deben aprender a perder- Pero él, como si no me hubiera escuchado, se dio la vuelta, y se fue. Me resulta difícil describir el enojo que me provocó eso. En otro acto irracional, caminé hacia él, jalé con fuerza su camisa, y le dije: -¡Te estoy hablando!

Él se volteó, me miró pesadamente, y me dijo: -Primero que nada, nunca más te atrevas a tocarme. Segundo, no soy quien para cuestionar lo que ella hace. Tercero, si escucho que vuelven a decir algo contra alguno de nosotros, se arrepentirán. Y tú… - Clavó su mirada en mí, y envolvió mi puño con fuerza con sus manos -Si te atreves a volver a tratarme como si fuera igual a ti, y a exigirme algo, romperé tu brazo en tantas partes distintas que jamás podrás volver a practicar Linkball. ¿Te quedó claro?- Sentía que mi mano estaba siendo aplastada con una fuerza completamente inhumana, y en eso, la soltó.

Ni siquiera esperó a que yo le contestara. Automáticamente se dio la vuelta, y se fue, con un caminar lento, potente, y sumamente digno.

Hay muchas cosas que no entiendo sobre ellos dos. Demasiadas para mi gusto. Resolveré ese rompecabezas cuando me duela menos la mano. Espero eso sea pronto...

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domingo, 8 de septiembre de 2013

Vínculo Perfecto (parte 6)

Hace tiempo que no escribía nada. No he tenido mucho tiempo libre, a decir verdad.

La próxima semana se cumplen ya seis meses de que entré aquí, lo cual solo puede significar una cosas: Nuevos reclutas, y con ellos, más posibilidades de vincularme. Pero, también significa menos posibilidades de enfrentarme a Antonio y Alma, y eso si deciden aparecerse por aquí.

Félix, Abi y yo hemos progresado de manera significativa, sobre todo Félix y yo. Félix ha bajado mucho de peso, y ahora es mucho más ágil y rápido. Como si eso fuera poco, su inteligencia se ve más afinada cada día, y siento que podría vencer a cualquiera que se le pusiera enfrente en un reto únicamente mental. Lástima que esos no son muchos.

Abi sorprendentemente logró ser más rápida que lo que era. Es impresionante lo rápido que se mueve y piensa, aunque también es un poco molesto que no entienda que no todos somos tan veloces. Sin embargo, su habilidad es innegable, y si acaso existiera alguien tan veloz como ella, serían imparables.

Yo he ganado un poco de agilidad, mucha fuerza, pero sobre todo, he afinado mucho mi “habilidad” de deducir lo que se avecina. Cada vez soy más capaz de predecir lo que tengo que hacer, y sobre todo, de llevarlo a cabo, cosa que me da una ventaja más que considerable muchas veces. Sin embargo, sigo sin encontrar un compañero con quien vincularme, y eso no me deja estar tranquilo.

Esas mejoras significativas nos pusieron en ventaja clara en los enfrentamientos. Normalmente, cualquier combinación de nosotros dos lograba que le diéramos pelea hasta a aquellos vinculados, aunque las victorias no eran tan comunes como al principio conforme los novatos se fueron retirando. Sin embargo, y tal como nos habían dicho el primer día, era relativamente sencillo aprender en el momento del enfrentamiento de aquellos que ya tienen más experiencia, tanto con el Linkball, como con el vínculo.

Cada día somos menos los que sobrevivimos. Muchos han desertado, pero algunos, una minoría, pero algunos de todos modos, ya lograron vincularse. Algunos de ellos decidieron cambiarse de centro de entrenamiento a uno “más especializado”, aunque yo preferiría codearme con Antonio y Alma que con otra infinidad de equipos “más especializados”. Pero el hecho de que se fueran me alegraba, más oportunidades para mí.

Félix no ha vuelto a decir que quiere irse, espero que sea porque dejó de pensarlo, porque sería una lástima que fuera así, sobre todo tras todo lo que ha mejorado. Yo, aunque a veces me desespero por aún no haber encontrado aún un compañero, nunca he pensado seriamente en irme. No hay nada más para mí que el Linkball. Nunca he hablado al respecto con Abi, no sé cómo reaccionaría si lo hiciera… No quiero herir sus sentimientos, que piense que quisiera que se hubiera ido, o algo así. Y con todo lo que piensa esa mujer, sería casi natural que lo hiciera.

A veces me sorprende cómo estar con ella se ha convertido en lo mejor de mis días, independientemente de si estoy con ella solamente en las pruebas, o si estamos juntos más tiempo, ya sea antes o después del entrenamiento. Normalmente esto se reduce a escucharla hablar, tratar de alcanzarla cuando se olvida que no está sola, o que no soy tan rápido como ella, o no sé. Pero aún cosas tan aparentemente bobas podían llenarme de dicha aún en los peores momentos.

Mañana tenemos el último enfrentamiento del semestre, y con ello, mi última gran oportunidad de medir fuerza con Antonio y Alma. No hay nada que desee más que eso.

http://enriquegatica.blogspot.mx/2013/09/vinculo-perfecto-parte-7.html

sábado, 7 de septiembre de 2013

Vínculo Perfecto (parte 5)

Fue una gran semana, para ser honesto, mucho mejor de lo que hubiera podido esperar.

El lunes fue el cambio de equipos, aunque pasó algo importante antes. Flavio nos llamó a Abigail, Félix y a mí desde que llegamos y nos dijo que habíamos causado una buena impresión. Nos explicó que no había podido ponernos juntos porque debía probar todas las posibilidades, y darle una oportunidad a los menos favorecidos de ganar. Que se había dado cuenta que éramos los mejores de ese equipo, y que nos deseaba lo mejor. No nos lo dijo, pero nos enteramos después, que había sugerido que nos pusieran en el mismo equipo porque “habíamos demostrado gran potencial y disponibilidad”. Me agrada mucho estar con ellos.

Muchos de los que entramos ya desertaron, como la mitad, para ser exacto. Muchos de ellos tras los enfrentamientos del domingo, muchos por los entrenamientos. De los 20 que formaban mi equipo original, solo quedamos como 7, y no creo que muchos de ellos lleguen al mes. Lo dije en un principio y lo repito ahora, sólo Feliz, Abigail y yo tenemos potencial, y eso está aún por verse.

La recomendación de Flavio hizo que nuestro nuevo coordinador, Hugo, nos exigiera mucho más de lo que se nos había exigido hasta ahora, y aun si éramos mejores que la mayoría de los nuevos, muchas veces no estábamos a la altura de los retos que nos planteaban. No sé si deba decir esto, pero Félix me confesó el otro día, después de una prueba en la que le había ido particularmente mal, que estaba pensando en desertar. Al final, entre Abi y yo lo convencimos que no, pero la preocupación es tangible, y nos afecta a todos.

He intentado ver los entrenamientos de Antonio y Alma, buscando algo que me ayude, pero no aportan nada. Me sorprende lo mal sincronizados que a veces parecen estar, y muchas veces es más habilidad que sincronía lo que los hace salir victoriosos. No es raro ver que Alma le reclama muchas cosas a Antonio quien, ante ella, no solo parece débil, sino casi impotente. Es bastante inusual ver a personas vinculadas pelear en voz alta, y esa es una de las muchas cosas de su relación que no entiendo. Pero a pesar de eso, son los mejores, y a pesar de todo aún espero poder enfrentarme contra ellos.

Últimamente, y a raíz de las palabras de Flavio, he empezado a juntarme más con Abi y con Félix, aún después de los entrenamientos. Félix es muy buena persona si logras aguantar suficiente tiempo su silencio. Abigail es impresionantemente agradable, y vive muy cerca de mí, así que últimamente nos hemos estado yendo a los entrenamientos y regresando juntos ocasionalmente. Es muy fácil hablar con ella porque es sumamente inteligente, aunque a veces su tren de pensamiento es demasiado rápido para mí.

Hoy me tocó hacer equipo con Félix, y nos fue bastante bien. Es difícil acostumbrarse a tener que esperarlo, o tratar de moverte a la par que el, pero supongo que a él le ha de resultar pesado que yo no sea tan brillante. Abi estuvo con una mujer bastante más experimentada que nosotros, y también le fue muy bien. Me da gusto que por fin estemos viendo resultados .

Sorprendentemente, Antonio y  Alma no participaron hoy. Fue una lástima, porque me hubiera encantado volver a verlos, pero ya habrá otra semana, y ya habrá otro enfrentamiento, tal vez contra mí.

Espero que, mañana que haya cambio de equipo, me vuelva a tocar con Abi y con Félix. Espero haberle llenado el ojo a Hugo, y sobre todo, espero encontrar a alguien con quien pueda vincularme pronto.

http://enriquegatica.blogspot.mx/2013/09/vinculo-perfecto-parte-6.html

viernes, 6 de septiembre de 2013

Vínculo Perfecto (parte 4)

Hoy no sé qué decir. El día no resultó ser cómo me lo esperaba. Estoy un poco decepcionado.

Tenía muchas expectativas del día de hoy. Esperaba que fuera el día en que destacara, que todos se dieran cuenta que yo tengo más potencial que ninguno de ellos, que voy a crecer. Pero en lugar de ello, Flavio me puso con uno de los peores de nosotros. Yo esperaba estar con Félix o con Abigail, formar un equipo con potencial, pero en lugar de ello, me pone con Joel. ¡Con Joel! Su argumento es que “sentía que los dos nos entenderíamos muy bien”, pero no sé por qué pensó eso. En ningún momento sentí una buena relación con él, a pesar de que aplastamos al equipo que se nos enfrentó.

A Abigail la pusieron con otra de las mujeres, Estefanía, y de igual manera la vi contrariada, a pesar de la victoria, porque “Estefanía no podía seguirle el paso”, aunque no la culpo. Realmente siento que será difícil que ella consiga una pareja con quien vincularse, lo cual será una lástima. Sería una gran competidora.

La sorpresa del día fue el equipo de Félix, al menos entre nosotros. Igual que a Abi y a mí, Flavio le asignó a alguien sin potencial aparente, un chico llamado Jonathan, como compañero. Para su desgracia aparente, le tocó contra uno de los equipos ya vinculados que entrenan aquí, aunque no eran Antonio y Alma, lo cual hacía todo menos grave. Para sorpresa de todos, logró ganar dos rondas de 7. Y digo logró porque Jonathan se dedicó a errar todas sus oportunidades, dejando prácticamente a Félix solo contra un equipo vinculado. Aunque me dio mucho gusto, me hubiera gustado ser yo el que brillara.

El resto de los enfrentamientos transcurrieron sin ninguna cosa que fuera de llamar la atención, hasta que, casi al final, y como plato fuerte, nos tocó ver a Antonio y Alma. Era la primera vez que los vería tan de cerca, y pensaba aprender todo lo posible de ellos. Sin embargo, fue bastante decepcionante, pues sus rivales no pudieron ni poner las manos ante ellos. Antes nos habían dicho que no tendrían piedad de nosotros, hoy lo comprobé. En total duró menos de diez minutos, y comparándolos con los cincuenta de mi propia ronda, era demasiado rápido. Pero eran Antonio y Alma contra dos  desconocidos, imposible esperar otra cosa.

Lo que más llamó mi atención fue la falta de alegría mostrada por ellos dos. Ni siquiera parecía que lo estuvieran disfrutando, era casi como rutinario para ellos. Siento que, aún si se volviera rutinario para mí, nunca dejaría de disfrutarlo, pero ellos… no sé, ver a mis héroes así no me agradó. Me dejó con un mal sabor de boca. Aún después de su exhibición, nos los vi relajarse. Se veían molestos, como si no los hubieran humillado suficiente o algo. Además, se fueron solos. No es que eso tenga nada de malo, pero es poco común que personas vinculadas estén mucho tiempo separados, dado que resistir mucho tiempo con dos cuerpos cuyos estímulos son completamente diferentes es particularmente agotador, según tengo entendido , pero, una vez más, son Antonio y Alma, difícil esperar menos de ellos.

No sé si me estoy quejando solo porque las cosas no hayan salido como yo quería, o si realmente son cosas graves. Supongo que mañana, ya con la cabeza más fría, podré pensarlo mejor.

Por lo pronto, descansaré. Mañana nos asignarán nuevos equipos, y espero que esta vez no sea tan… decepcionante.

http://enriquegatica.blogspot.mx/2013/09/vinculo-perfecto-parte-5.html

jueves, 5 de septiembre de 2013

Vínculo Perfecto (parte 3)

¡Esto es exactamente lo que esperaba que fuera estar aquí! Flavio nos está preparando para el domingo, poniéndonos pruebas muy complejas que nos ponen al límite. Uno de nosotros ya desertó, diciendo que “Esto no era lo que esperaba” aunque no veo como alguien que piensa dedicar su vida al Linkball pudiera estar esperando algo diferente a esto.

Ayer tuve mi primer encuentro con Antonio. Imponente como era de esperar, venía saliendo de su práctica, sólo y visiblemente molesto. Casi podía sentir la fuerza de sus pasos al verlo. Quería pedirle un autógrafo, pero no tuve tiempo. Fue solo una mirada, solo un momento, pero fue más que suficiente para paralizarme de la emoción. Me pregunté qué lo tendría tan enojado, pero no tuve ninguna oportunidad de averiguarlo.

Mi equipo se ha comportado a la altura, al menos los que quedamos. Hay un chico, Félix, que destaca entre nosotros por su inteligencia. No habla mucho, no es muy rápido, pero nadie puede resolver los acertijos con más velocidad que él. Supongo que conforme pase el tiempo, y él agarre condición, será realmente bueno.

También hay que tomar en cuenta a Abigail, por mucho la mejor de las tres mujeres de mi equipo. La niña tiene una agilidad y unos reflejos envidiables, tanto, que muchas veces pareciera que desaparece en lugar de moverse rápidamente. Por desgracia para ella, dudo que encuentre a alguien con quien vincularse, porque no creo que nadie pudiera soportar la diferencia entre sus velocidades.

Y aunque no me gusta presumir, también yo he mejorado y destacado. Mis reflejos no tienen par, pero lo que me ha puesto a la cabeza es sin lugar a dudas mi habilidad para comprender las pruebas. Tantas veces practiqué a lo largo de mi vida, tantas horas viendo y analizando enfrentamientos en el sensovisor, que parece que mi cuerpo está listo con anticipación. Y aunque muchas veces carezco de la habilidad para salir avante de la mejor manera, siempre sé que viene, siempre estoy preparado, y eso me da una gran ventaja. Supongo que con el tiempo, mi cuerpo y mi mente estarán lo suficientemente sincronizados para hacer lo que quiero hacer cuando quiero hacerlo.

Por desgracia, no he encontrado a alguien con quien sea lo suficientemente compatible para vincularme. Sé que es mi primera semana, y que es un poco exagerado pensar que lo encontraría tan rápido, pero uno siempre puede permitirse tener esperanza, y la esperanza es algo que se me da particularmente bien.

Mañana ya es domingo, y estoy muy emocionado por los enfrentamientos. De entrada, me gustaría saber a quién me asignará Flavio como compañero, porque tengo que demostrar desde mi primer intento que tengo mucho potencial. Quiero demostrarle al mundo de qué cosas soy capaz.

http://enriquegatica.blogspot.mx/2013/09/vinculo-perfecto-parte-3_6.html

miércoles, 4 de septiembre de 2013

Vínculo Perfecto (parte 2)

Para ser el primer día, fue mucho más tranquilo de lo que esperaba. Me reunieron con muchos nuevos reclutas, y nos pusieron a cargo de un entrenador general por única vez. Nos sentaron en el patio, mientras él nos daba una explicación sobre el vínculo.

“Sé que todos ustedes conocen el vínculo, han crecido con él, sin embargo, si quieren dedicar su vida al Linkball, deben estar perfectamente conscientes de todo lo que implica estar vinculado con alguien más.

De entrada, a diferencia de lo que algunos parecen creer, después del vínculo no hay vuelta atrás. No es algo que se pueda hacer una cantidad ilimitada de veces con una cantidad ilimitada de personas, sino un proceso que se tiene que hacer  muy a conciencia. Después de eso, las personas quedan ligadas de por vida a un nivel muy profundo, y aunque ha habido casos de personas que se desvinculan, los resultados suelen ser en exceso adversos. Ni siquiera lo piensen como una posibilidad.

El vínculo consiste en compartir tu mente con alguien más desde cuerpos separados. Esto les permite ver, oír, sentir, y vivir todo lo que vive el otro al mismo tiempo que ven, oyen, sienten y viven en el suyo. Prácticamente, se vuelven una mente común, una colmena con dos integrantes, que es capaz de controlar sus dos cuerpos. Esto es lo que hace que aún haya personas que no puedan experimentar esto por diversas enfermedades, porque sería muy peligroso exponer a una persona que no está acostumbrada a ese tipo de impulsos a ese nivel de exposición. Sin embargo, todos ustedes pueden pasar por el proceso, o si no, no hubieran logrado pasar los exámenes.

A lo largo de los próximos meses, todos ustedes buscarán en sus entrenamientos alguien con quien sean compatibles. Nosotros evaluaremos eso, y después de una serie de pruebas, tomaremos una decisión. Pero dada la seriedad del vínculo, no quiero que se lo tomen a la ligera. Si llegan dos de ustedes diciendo que tienen posibilidad de un vínculo después de, digamos, una semana, y cuando los analicemos nosotros vemos que no es cierto, su permanencia aquí correrá un gran riesgo. Deben tener en cuenta que Alma tardó más de un año en conseguir pareja, aún si, una vez llegado Antonio, su vínculo se concretara tan rápido. No espero que ustedes tengan tanta suerte.

Ahora, se les asignará en grupos de 20 personas. Estos grupos se rotaran cada semana, de manera que después de tres meses, ustedes ya hayan compartido al menos una semana con cada uno de sus compañeros. Después de seis meses, si no han encontrado pareja, y sobre todo, si siguen por aquí, nosotros reorganizaremos los equipos de manera que la gente que consideremos tiene aptitudes semejantes esté más tiempo junta, esperando acelerarles el proceso. Claro está, también rotaran los demás allí, pero en menor proporción.

Cada domingo, como una manera de finalizar la semana, tendremos algunos enfrentamientos entre ustedes, pero también de ustedes contra nuestros equipos ya formados. El objetivo de esto no es humillarlos, aunque muchas veces sea el resultado, sino que aprendan de aquellos que ya están vinculados algunas cosas que es difícil que nosotros les transmitamos. Incluso, si tienen mala o buena suerte, depende de cómo lo vean, es posible que les toque contra Antonio y Alma. Y de una vez les advierto, ninguno de ellos tendrá piedad con ustedes.

Así que, más les vale entrenar con fuerza, porque tal vez a alguno de ustedes les tocará este fin de semana, y no querrán ser aplastados, ¿O sí?”

Después de eso, leyeron nuestros nombres, y nos asignaron nuestro primer equipo. A mí me tocó como instructor uno de los más jóvenes, cuyo nombre es Flavio Gómez, y un equipo conformado por casi puro novato, incluyendo tres mujeres.

Fue un entrenamiento muy leve, cuyo propósito, según nos dijo Flavio, era medir nuestras habilidades para preparar el modus operandi del resto de la semana. Siento que lo hice bien.

Descansaré ahora, porque no creo que mañana sea tan benévolo con nosotros.

http://enriquegatica.blogspot.mx/2013/09/vinculo-perfecto-parte-3.html